Nuestro Gobierno municipal va a materializar la zona de bajas emisiones no por iniciativa propia, sino por imposición que viene desde lejos, Bruselas. Para ello, cuenta con sustanciosas ayudas económicas que, en vez de ser utilizadas eficazmente para mejorar el conjunto de la movilidad, y por tanto disminuir ésta en sus modos más contaminantes, se va a contentar con lo imprescindible, que es implantar medidas que restrinjan el tráfico en algunas calles del centro sin llegar al meollo de la cuestión: «el conjunto del área metropolitana y barrios periféricos de la ciudad que son los que más tráfico aportan». explican desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.
Para la asociación, la zona de bajas emisiones (ZBE), en Salamanca, se queda reducida al centro, sin intervenir en las causas más importantes que motivan la movilidad en coches privados. «Esta ZBE, tal y como está diseñada, servirá para muy poco, ya que casi todo el centro, está, desde hace años, peatonalizado. De hecho, ya funciona bastante bien como zona de bajas emisiones, pues el tráfico en toda la almendra central es escaso salvo en dos vías: La Gran Vía y Crespo Rascón. Precisamente en estas calles no se va a hacer nada con este plan en marcha, excepto un tramo mínimo de Crespo Rascón», puntualizan.
Por eso, la implantación de esta Zona de Bajas Emisiones, «nos parece, además, un gran despilfarro económico (más de 6 millones de euros) ya que sería suficiente, de momento, la simple colocación de señales de prohibido el paso, la colocación estratégica de algunos bolardos disuasorios y los correspondientes controles de monitorización», aconsejan desde la asociación ecologista.
El tiempo se nos acaba. Antes del 2050 tendríamos que alcanzar las cero emisiones netas y «aún las seguimos aumentando. No hemos empezado a disminuirlas ni lo haremos con esta ZBE».
Insisten, en Salamanca, sólo se conseguirá disminuir las emisiones disminuyendo el tráfico de coches (eléctricos también) (1) y eso se alcanza con:
- La mejora de los itinerarios peatonales en los barrios, como ya tenemos en casi toda la zona centro
- La modificación de los tiempos de los semáforos, demasiado subordinados a la fluidez de los coches en detrimento de los peatones
- La ciudad de los 15 minutos: todos los servicios esenciales estarán a esa distancia andando
- Carril-bus, extendiéndolo a las principales vías por las que circulan la mayoría de los buses y taxis, urbanos e interurbanos. Renovación de la flota con autobuses eléctricos
- Carril-bici funcional que permita los desplazamientos atravesando la ciudad por uno o varios puntos del centro.
Esto es lo que se está haciendo en muchas ciudades europeas y españolas que se han tomado en serio el calentamiento global y las muertes prematuras producidas por la contaminación por gases, partículas, y el ruido. Los resultados, extraordinarios, benefician a toda la ciudadanía. «No sabemos a qué espera nuestro alcalde y equipo de gobierno. Todos los días presumiendo de que, de Salamanca, al cielo, pero la verdad es que llevamos un considerable retraso y no por problemas económicos, sino por falta de imaginación, incapacidad y cultura política», concluyen.
- Los vehículos eléctricos emiten cantidades similares de CO2 con la diferencia de que las emisiones se producen en la central eléctrica y no en el lugar donde circula el coche.