Opinión

La bolsa de confianza

[dropcap]D[/dropcap]isfruto callejeando por Salamanca acompañado de la cámara fotográfica, no encuentro el mismo placer en hacer fotografía con el móvil, así que, no tengo más remedio que echarme la mochila al hombro con la cámara y un objetivo corto con poco peso para que no se queje mi espalda.

Las posibilidades fotográficas de los teléfonos móviles son espectaculares. La casa fotográfica Sony ha comunicado que aproximadamente en tres años tendrá más calidad el sensor de un móvil que el de una maquina réflex, todo indica que ya no invertirán en el desarrollo de este tipo de cámaras.

Hoy en día podemos llevar en el bolsillo cámara de video y de fotografía, apps para editar vídeos y fotos, una nube para archivar documentos y aplicaciones para mostrar el trabajo en el acto y además podemos gestionar la venta de las fotografías. Un buen lema comercial sería: El mundo en sus manos, pero ya se lo adjudicó Raoul Walsh en 1952.

Apostaría por que la próxima tendencia en la moda textil estuviese marcada por los pantalones con un solo bolsillo a la medida del teléfono, ya no es necesario llevar dinero, ni documentos, ni tampoco las llaves de casa o del coche; pues con las aplicaciones domóticas podemos controlar todo nuestro entorno personal.

No sé si un equipo de fotografía tal como lo conocemos con su cuerpo, objetivos y accesorios será suplido por el móvil, supongo que con el dinero que mueve el mercado fotográfico no es muy rentable aparcar la fabricación de estos equipos, pero vaya Ud. a saber cómo será la revolución fotográfica que está por venir.

Estamos soportando un ritmo de evolución tecnológica insaciable, nos enfrentamos diariamente a nuevas tecnologías que cuando empezamos a aceptarlas se quedan obsoletas. Nos asedian informándonos de que lo comprado ayer pronto dejará de ser funcional.

Callejeando por la Calle Meléndez de Salamanca a primera hora de la mañana, me llamó la atención esta escena ya poco habitual que hoy os muestro, en la que alguien dejó la bolsa del pan colgada del pomo en la puerta cerrada del Café Erasmus, confiando plenamente que nadie la tocaría hasta que llegasen a abrir el negocio.

Hace años en los barrios todo el mundo se conocía, de ahí partía la confianza social. La pérdida de esta proximidad viene acompañada del auge de las nuevas tecnologías que están rediseñando nuestro entorno en un espacio de proximidad digital sin bolsas de confianza para colgar de la puerta de un bar.

El Blog de Pablo de la Peña, aquí.

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