El incesante encarecimiento delos carburantes se ha acelerado en vísperas de las vacaciones estivales. No solo amenaza con amargarnos las vacaciones, sino que se ha comido ya el descuento del Gobierno, y descontando los 20 céntimos por litro el precio ya está por encima de cuando entró en vigor esta ayuda.
En Salamanca no se encuentra ya gasóleo por menos de dos euros el litro, algo inusitado. En realidad sí, pero con el truco de ponerlo a 1,998. Con la gasolina sin plomo de 95 hace tiempo que superaron los remilgos y supera holgadamente ese nivel.
Si antes se llenaba el depósito de un utilitario medio con 40 euros, ahora con 50 la aguja del indicador no llega a la tercera de las cuatro rayas.
La diferencia de precios del gasóleo entre la gasolinera más barata y la más cara en Salamanca es de 15 céntimos.
El más caro de toda la provincia está en Béjar (2,139 euros el litro -en Salamanca capital está en la gasolinera de Raimundo de Borgoña con 2,109-) y la más barata, en Villarmayor, en la carretera de Vitigudino, con 1,997 euros por litro (en Salamanca está en El Trébol, con 1,998 euros).
Por su parte, la diferencia de precios de la gasolina de 95 octanos entre la gasolinera más cara y la más barata en Salamanca es de 28 céntimos el litro.
La más cara está en Villares de la Reina, con 2,229 euros por litro (en Salamanca capital, en la calle Antonio López Borrasca, con 2,219 euros), mientras que la más barata se encuentra en Peñaranda con 2,025 euros (en Salamanca capital está en Gmoil con 2,049 euros).