Los habitantes de los municipios que se encuentran en el corazón de la Sierra de la Culebra se fueron anoche a la cama con esa ominosa imagen en la retina que provoca ver un resplandor anaranjado, sin la perspectiva cierta de saber a qué distancia está, aunque sí con la certeza de que ese es el color de la destrucción y de que el olor a quemado no deja lugar a dudas. El incendio ya ha quemado ya al menos 7.000 hectáreas de pino de repoblación, castaño y monte bajo, ha dañado varias infraestructuras de telecomunicaciones en la comarca de Aliste.
Ical.- No obstante, en una provincia tan acostumbrada, por desgracia, al olor a madera quemada, la sensación de los vecinos de la zona nunca apuntó a que, en medio de la noche, iban a tener que dejar sus casas para dirigirse hacia lugares seguros, ante la rápida evolución del incendio.
La Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León y la Subdelegación del Gobierno en Zamora ya estaban alerta ante la ubicación de los focos, con tendencia a reavivarse de inmediato por las fuertes rachas de viento, en una zona con una orografía muy irregular y, todo ello, adobado por la sequedad del ambiente en plena sequía y la alta temperatura.
Hacia las tres de la madrugada, ambas administraciones ya habían organizado el dispositivo para evacuar a los habitantes de Mahíde, Pobladura de Aliste, La Torre de Aliste, San Pedro de las Herrerías y -esta misma mañana-, Boya, del municipio de Mahíde; Cabañas de Aliste, perteneciente a Riofrío de Aliste, y Palazuelo de las Cuevas, del municipio de San Vicente de la Cabeza.
“La peor pesadilla”
“Hemos tenido que desalojar rápidamente a todo el pueblo. Ahora parece que las cosas están un poco más tranquilas pero ha sido una noche de auténtica locura y de terror. La peor pesadilla de mi vida”, asegura el alcalde de San Vicente de la Cabeza, Fernando González, después de que fuera necesario evacuar a las 80 personas que residen en la pedanía de Palazuelo de las Cuevas.
“Estuvimos colaborando también en el desalojo de La Torre, Pobladura y Cabañas. Fatal, la situación. Se ha quemado un rebaño de ovejas también. Esto es muy duro. Al menos, no hay nadie herido. Creo que va a ser en breve porque está la cosa bastante tranquila. Allí el humo deja ya ver bastante y los niveles y los parámetros están bien”, valora.
Fernando González comenta que procura “ayudar en todo lo posible” y que tuvo que ir, “casa por casa” buscando a las personas mayores de la localidad para asegurarse de que todas estaban a salvo. “Todo fue en cadena desde que la delegada territorial de la Junta me comunicó que había que desalojar por seguridad”, apunta, antes de indicar, con suma amabilidad, que tiene que ayudar a los Bomberos.
«Tormentas secas»
El pasado miércoles, un espectacular y fulminante temporal con aparato eléctrico, seguido por otro y otro más, de esos que los expertos denominan ‘tormentas secas’, provocó once focos en los municipios de Riofrío de Aliste -concretamente, en Sarracín de Aliste- y Ferreras de Arriba.
Los medios de extinción actuaron con gran rapidez pero, a medida que se acercaba la puesta de sol, cuando los helicópteros y los aviones tuvieron que retirarse, estaba claro que la situación no iba a mejorar. La propia delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián, y el jefe del Servicio de Medio Ambiente, Manuel Moreno, advirtieron de que la estimación inicial de 700 hectáreas afectadas se iba a quedar muy corta y acertaron: el cálculo ha multiplicado por diez la primera cifra y se baraja que la superficie quemada oscile entre 5.000 y 7.000 hectáreas, uno de los incendios más importantes de los últimos años.
El alcalde de Riofrío de Aliste, Germán Matellán, cuenta con los dedos de una mano las horas que ha dormido desde la noche del pasado miércoles y su voz se resiente por las constantes llamadas de teléfono, tanto por coordinación con las administraciones como por las sucesivas entrevistas desde todos los ámbitos.
La madrugada del jueves estuvo marcada por la proximidad de las llamas a Sarracín de Aliste, que parecía la zona más afectada en la primera jornada. “Ya son dos noches y dos días sin dormir. Las cosas están mal, muy mal. Hemos tenido que evacuar a pueblo entero de Cabañas, aunque no me cuadra el número de personas que hemos traído al pabellón polideportivo de Sarracín, que tenemos un espacio para más de mil personas”, señala. “Tendría que haber más pero, bueno, no sabemos si es que se han quedado cerca o se han ido por sus propios medios a otros sitios, como Madrid o Bilbao. Lo que sí te puedo decir es que de los que tengo empadronados, el 98 por ciento está en el pabellón”, explica.
El regidor relata que, a las dos de madrugada, el riesgo era “inminente” y el humo amenazaba la zona. “Había una nube tóxica de humo. Las llamas, al ladito del pueblo y, entre la Guardia Civil, principalmente, y yo, algún viaje, empezamos a traer a la gente. No esperamos a los autobuses. La delegada había fletado alguno pero pensamos que era mejor hacerlo directamente nosotros, que estábamos ahí”, subraya.
“La Unidad Militar de Emergencias montó 22 camas pero hay otras 50 o 100, por si la cosa se agravaba y no ha sido necesario montarlas. Y mucha pena, mucha pena. Esta gente mayor; algunos, con botellas de oxígeno enchufables. Una cosa es verlo en la televisión y otra, vivirlo directamente. Estoy conmocionado”, asegura.
Riesgo muy alto
En Sarracín de Aliste, el riesgo fue “muy alto” y se llegó a plantear la posibilidad de evacuar, no tanto por el riesgo de que las llamas llegasen al pueblo, sino porque la nube de humo estuvo momentáneamente situada sobre el pueblo. “Nos lo planteamos pero, al final, el viento se llevó esa nube, que pensamos que era tóxica, con mucho humo, mucha ceniza. Caían cenizas gruesas y, en este momento, no hay riesgo de evacuar. Serían cerca de 240 personas las que tendríamos que evacuar, mínimo. Bueno, 237 empadronados, aunque en Sarracín hay más de 400 personas”, dice Germán Matellán.
“En Cabañas, tenemos a 63 empadronados pero, de esos 63, unos treinta y pico o 40 están en su coche o están en Sarracín en casa de un amigo o en casa de un familiar y no han querido ir, en principio, al pabellón porque pensamos que esto puede durar un día o día y medio y no es necesario que bajen al pabellón pero si la cosa se agrava, sí. Tendrían que ir al pabellón y estarían los 63. Pero, en este momento, no”.
Por otra parte, los alcaldes ya empiezan a vislumbrar las cuentas que habrá que hacer próximamente, ya que el fuego ha devorado una parte importante de los recursos disponibles, entre ellos, la caza. “Ya hemos hablado con el subdelegado del Gobierno, que piensa que es zona catastrófica. Hemos hablado con la delegada de la Junta, que opina lo mismo y, en cuanto pase esto, tendremos que ponernos a trabajar para repoblar. Ya no vamos a recuperar las especies cinegéticas y demás que hemos perdido pero, económicamente, habrá que intentar recompensar a los vecinos que han tenido pérdidas”, calcula.
“Se había ido la luz”
Daniel Garrido, de 63 años, jubilado del sector de la construcción, vive en Pobladura de Aliste y fue evacuado en plena madrugada al pabellón de Alcañices. Se acostó pasada la medianoche pero apenas pudo dormir un par de horas. “A las tres de la mañana se levantó mucho aire. Me levanté para cerrar la ventana y me di cuenta de que se había ido la luz en todo el pueblo. Cogí una linterna, cerré la ventana de la habitación y, cuando fui a cerrar la de la cocina, vi que había mucho humo”, relata a Ical
“Tampoco me imaginaba que iba a ser para tanto y me volví a la cama. Dejé el teléfono encendido y, a los diez minutos, me llamó un vecino y me dijo que nos evacuaban, que el fuego estaba encima. Me levanté corriendo, avisé a mi hermana y a mi cuñado, cogimos cinco en un coche, avisamos a la gente y ya estaba llegando la Guardia Civil”, añade.
“El humo volvió a meterse en el pueblo”
Daniel no tiene claro cuándo va a poder volver a su hogar porque las llamas avanzan de forma caprichosa. “La Torre de Aliste parecía que estaba ya sin peligro pero, se ha dado la vuelta el aire y el humo ha vuelto a meterse en el pueblo. No sabemos nada concreto todavía. Temen que el fuego dé la vuelta”, indica.
José Méndez, jubilado de 69 años, también fue desalojado de Pobladura de Aliste. “Mucho humo y ahí empezó toda la historia, de que la gente empezó a levantarse. Estábamos todo el pueblo sin saber qué hacer y ni veíamos el fuego. Sí veíamos un resplandor muy grande en la sierra pero era todo lo que sabíamos, hasta que llegó la Guardia Civil y ya nos avisó de lo que pasaba y nos ha dicho que todos para Alcañices”, relata. “Eran sobre las tres de la mañana. Sí había gente fuera de las casas. A mí me extrañó mucho porque yo tengo una máscara bastante buena para eso del humo pero la gente andaba ya por el pueblo”.
De las 350 personas que están empadronadas en el municipio de Mahíde, al menos unas 250 se encuentran ahora en el pabellón de Alcañices, ya que el resto ha ido a otros destinos momentáneos. “Aquí tenemos a los habitantes de Pobladura, La Torre y Mahíde. Parece que se está solventando la papeleta, de momento. La noche ha sido mala porque, a las tres de la mañana, me avisó la delegada de que había que evacuar los pueblos y que tenía que preparar el pabellón y recogerlos aquí”, expone a Ical el alcalde de Alcañices, Jesús María Lorenzo.
“Y aquí llevamos toda la madrugada, recogiendo a la gente, atendiéndola. Hemos tenido que subir de todo. Al pabellón le hemos puesto ceca de 200 camas y sillas. Hemos dado de desayunar, agua y ahora hemos instalado los servicios médicos que los atiendan porque hay mucha gente mayor”.
“El trabajo de toda una vida”
“La situación es mala. El fuego avanza mucho y el humo es impresionante. Esto se ha puesto fatal y cada vez se respira peor. La alarma empezó por La Torre, a las tres y media de la mañana y, después, fue subiendo. A las cuatro y media, Pobladura; y a las cinco me llamó el subdelegado del Gobierno, explica el alcalde de Mahíde, Roberto Cisneros. “Nos ha pillado por sorpresa porque pensábamos que, aquí llovió, por ejemplo, pero vino un viento tan fuerte de noche que no han podido con él. Y, como de noche los medios aéreos no pueden moverse, pues les pilló así, de repente”.
Roberto Cisneros expone con tristeza “cómo se va el trabajo de una vida entera” de mucha gente. “Esos pinos los puso mi padre y, ahora, pues es una pérdida grandísima, tanto forestal como para la fauna. Aquí estábamos funcionando muy bien con los cotos de caza y es una pérdida enorme, muy difícil de recuperar; para muchos años, muchos años. Ya nos pasó una vez, que tuvimos que evacuar a unos niños del campamento de San Pedro, les trajimos al cole de Mahíde, que eran de Don Benito, Las Palmas y Sevilla, un colegio claretiano, que eran 500 niños. Pero entonces era yo chiquitín, tengo 50… Pues, fíjate, pues, a lo mejor, otros 40 años, como mínimo, en regenerar la cosa”.
Además, quince vecinos de San Pedro de las Herrerías, dos de Mahíde y tres de Pobladura de Aliste fueron evacuados al pabellón multiusos de Villardeciervos. “Estamos pendientes de Boya, que también podría venir, y de Ferreras de Arriba, que también está dudosa la situación allí. A las cinco de la mañana recibí una llamada para que lo habilitáramos porque se estaban desalojando algunas poblaciones de la Sierra de la Culebra”, cuenta Lorenzo Jiménez, alcalde de Villardeciervos. “A las seis y pico empezaron a llegar las primeras personas, aquí los estuvimos recibiendo y ahora estamos con ellos, tendiéndolos, trayéndoles café y demás, y esperando que otras poblaciones que están también pendientes de desalojo puedan venir o, si hay suerte, y no se desaloja, pues que se queden en casa”, agrega.
Lorenzo Jiménez considera que la gravedad del incendio es “enorme” y advierte de que serán necesarios “muchísimos medios” para sofocarlo. “Este no es un fuego al uso. Hay mucha superficie quemada y va a costar”, concluye.