Salamanca no volverá a tener el Festival de Luz y Vanguardias que tanto éxito de público y de promoción cultural y turística proporcionaba a la ciudad. Esto se conoce el mismo día en que el Ayuntamiento anuncia a bombo y platillo su propuesta cultural estiva, consistente en que vayamos a ver iglesias, gastarse un dineral en la promoción y carteles y hacer la campaña gratis a los productos turístico de la iglesia, que cobran 10 euros por Ierónimus y 5 por la Clerecía.
El grupo socialista en el Ayuntamiento de Salamanca lamenta la pérdida del Festival Luz y Vanguardias, celebrado cada mes de junio desde 2016 hasta 2019, debido al desinterés del Gobierno municipal del PP a la hora de apostar por este evento que convertía a la ciudad en lugar de referencia del videomapping y de las artes plásticas y visuales, con instalaciones en puntos del centro histórico como la Plaza Mayor o la Plaza de Anaya que reunían a miles de espectadores en cada edición.
Además de acercar a Salamanca las obras de conocidos artistas en este ámbito, nacionales e internacionales, el evento también contaba con un apartado destinado a jóvenes talentos, tanto a estudiantes de Bellas Artes y Comunicación Audiovisual de la USAL como a los de Comunicación Audiovisual de la UPSA, quienes tenían la oportunidad de proyectar sus propios trabajos artísticos sobre la fachada de la Casa de las Conchas.
Asimismo, el Festival Luz y Vanguardias decidió ampliar su oferta cultural a través de una programación paralela, +LUZ, creada y presentada por los principales espacios artísticos y creativos de la ciudad.
El éxito cosechado en las cuatro primeras ediciones se truncó en el año 2020 ya que, con motivo de la pandemia, los organizadores de esta importante cita cultural decidieron suspenderla tras la comunicación del Ayuntamiento de destinar el presupuesto previsto para su celebración “al impulso de políticas sociales y económicas, una vez que concluya la emergencia sanitaria”.
Esta misma justificación utilizó el equipo de Gobierno municipal el año pasado cuando, por estas fechas, la ciudad tampoco abrió las puertas al festival.
Dos años después, aseguran los socialistas, el PP se queda sin excusas y sin respuestas convincentes a las preguntas sobre el Festival Luz y Vanguardias. Tal y como confirmó la concejala delegada en la última reunión del Patronato de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, la pérdida de este evento se debe “a la apuesta del Gobierno municipal por otras actividades culturales”, sin ofrecer más argumentos que expliquen de manera precisa el motivo real por el que no volverá a repetirse en la capital salmantina.
Iberdrola patrocinó este evento desde su primera edición, “un orgullo”, como manifestó en la presentación oficial el exalcalde Fernández Mañueco, quien agradeció, además, al presidente de la compañía y Medalla de Oro de la Ciudad, Ignacio Galán, su compromiso con Salamanca. Por su parte, Galán expresó su satisfacción “por contribuir a convertir Salamanca en la primera ciudad española que acoge un festival de estas características, situándose como un referente artístico internacional junto a ciudades como Berlín, Londres o Nueva York”.
Sin embargo, posteriormente, en la edición de 2019, el patrocinio de Iberdrola para la celebración del festival disminuyó de manera notable y el Ayuntamiento tuvo que realizar una aportación extraordinaria de 321.119 euros procedentes de las arcas municipales, un coste de dinero público debido a la variación de las condiciones en las que arrancó este festival, plenamente sustentado por la empresa eléctrica.
A juicio del grupo municipal socialista, la confirmación de la pérdida de este festival es «una clara demostración de la incapacidad del equipo de García Carbayo a la hora de negociar y trabajar en acuerdos favorables para mantener y atraer todo tipo de oportunidades en la ciudad. En este caso, de un festival innovador que cada año convertía la capital salmantina en escaparate y escenario de las últimas tendencias artísticas de vanguardia, con espectáculos de carácter gratuito y abierto a toda la ciudadanía, y cuya suspensión definitiva supone un golpe más para la economía local, la atracción de turismo y la promoción cultural», dice.