Las enfermedades infecciosas están ganando terreno y dentro de 30 años serán la primera causa de muerte. Dentro de ellas hay una que destacará sobre el resto: las causadas por bacterias y hongos resistentes a los antimicrobianos. De esta manera, estas patologías se consideran como la pandemia del futuro.
La llamada pandemia silenciosa o pandemia del futuro ya está aquí. Se trata de las infecciones por resistencia a las bacterias, siendo España uno de los países con las tasas de resistencia más elevadas. Concretamente, dichas tasas se sitúan entre el 20 y el 50% en España, dependiendo del tipo de bacteria. Entre los motivos que explican la proliferación de este tipo de enfermedades están la globalización y el cambio climático. Sin embargo, no hay que olvidar el abuso de los médicos en la prescripción de antibióticos.
Los responsables de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) han abordado este problema durante la presentación del libro ‘Las enfermedades infecciosas en 2050’. “Las resistencias a los antimicrobianos con un problema que no sólo afecta de manera individual a los pacientes, sino que también trasciende de manera global al ámbito de la salud pública”, explicó Rafael Cantón, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal. Además, este sanitario, destacando que esta situación ocasionó la muerte de 1,27 millones de personas en 2019, la calificó como una “pandemia silenciosa”.
A las consecuencias sanitarias se le añaden las económicas. Tal y como ha señalado Cantón, “los pacientes infectados con bacterias multirresistentes tienen peor pronóstico y suponen un mayor coste económico”. En este sentido, el coste por cada paciente infectado con bacterias multirresistentes es unos 30.000 euros superior al de pacientes que responden a los antibióticos.
Por otro lado, los expertos de la Seimc lamentaron que en España no haya una especialidad de enfermedades infecciosas. Esta cuestión es además llamativa debido a que se trata de uno de los países más afectados de su entorno. El otro país de la UE que carece de dicha especialidad es Chipre. Finalmente, desde la asociación, explicaron que no se esperan antibióticos de nueva generación, ya que “las grandes farmacéuticas están perdiendo interés en ellos porque no revierte económicamente”.