Un equipo de científicos estadounidenses ha logrado producir un nuevo tipo de combustible empleando una bacteria común. Este combustible es tan potente como para sustituir a los derivados del petróleo utilizados en la industria del transporte por carretera, marítima, aeronáutica y aeroespacial.
El estudio lo ha llevado a cabo un equipo del Lawrence Berkeley National Laboratory de Berkeley (California, EE. UU.). En su trabajo han conseguido producir un nuevo biocombustible utilizando una bacteria común para ello. Este descubrimiento es mucho más potente que la gasolina y otros combustibles utilizados actualmente, por lo que podría emplearse para barcos, aviones y cohetes espaciales. Los científicos han asegurado que su descubrimiento tiene una densidad energética de 50 megajulios por litro. En comparación, la gasolina tiene 32 megajulios/litro, y el keroseno altamente refinado para cohetes, 35 megajulios/litro.
Además, los expertos han explicado que este nuevo líquido es seguro y estable a temperatura ambiente, al igual que otros combustibles que se emplean actualmente. Por otro lado, es menos contaminante. “Esta vía biosintética proporciona una ruta limpia hacia combustibles altamente densos en energía que, antes de este estudio, solo se podían producir a partir de petróleo utilizando un proceso de síntesis altamente tóxico”, ha expresado el director del desarrollo, Jay Keasling.
Para la producción, el equipo del Berkeley Lab se ha inspirado en la llamada Streptomyces, una familia de bacterias antihongo. Gracias a ellas sintetizaron moléculas, denominadas como ‘fuelmicina’, que pueden convertir azúcares o aminoácidos en moléculas hechas con anillos de ciclopropano, que se denominan POP-FAMEs. Desde el laboratorio han indicado que su método es más eficiente que los procesos de refinado del petróleo y creación de carburantes basados en materia fósil.
Pese a que, al ser quemado, el nuevo combustible generará CO2, “como estos combustibles se producirían a partir de bacterias alimentadas con materia vegetal, que (principalmente es) producto del CO2 extraído de la atmósfera, quemarlos en los motores reducirá significativamente la cantidad de gas de efecto invernadero adicional en relación con cualquier combustible generado con petróleo”, afirma Keasling.
En caso de prosperar, este descubrimiento podría significar un cambio de paradigma. A pocas décadas del agotamiento del petróleo, ese hecho dejaría de tener importancia. Además, se podrían reducir los precios del transporte y el impacto del petróleo en la geopolítica. Asimismo, supondría la eliminación de los procesos de refinado de petróleo y producción de carburantes, altamente tóxicos.