Continúa la lucha contra los incendios forestales en Candelario y, sobre todo, la zona de la Sierra de Francia arrasada por el fuego que entró en Salamanca a través de Monsagro procedente de Las Hurdes. Lo salmantinos que lo sigue desde la distancia no ocultan su preocupación.
Texto: Lucía Almaraz
Atilio Roncero, vecino desalojado de Monsagro, explica en la ciudad del Tormes que “llevamos ocho días aquí ya, no nos dejan volver de momento”. Pese a los esfuerzos de los vecinos y bomberos las llamas no acaban de desaparecer, lo que mantiene la preocupación entre los vecinos que ahora se encuentran lejos del propio incendio. “Se está viviendo muy mal, a mí me da mucho miedo ir o pensarlo”, apunta Ignacia Méndez. Para Ricardo Lerma así es la situación ante el incendio: “muy mal, se está quemando la Sierra de Salamanca y da mucha pena”.
Son largas las jornadas de espera y trabajo para reducir el fuego, además se debe tener en cuenta todas las hectáreas y lugares reducidos a ceniza.
Así se hacía antes
Los tiempos han cambiado al igual que las formas de actuar y reaccionar ante un incendio forestal. Las personas mayores de varios barrios de Salamanca cuentan que, cuando eran más jóvenes e, incluso, tan solo unos niños, no había tantos incendios y, mucho menos incendios como los que se están dando en la Comunidad.
Esto se debe a que los campos y bosques se mantenían mucho más limpios que en la actualidad. ¿Por qué sucede esto? Quizá, se haya olvidado que el ecosistema castellano-leonés es bastante seco, requiere de un cuidado especial y más frente a las olas de calor.
“Antes se labraba la tierra, se limpiaba todo y entonces se evitaban tantos incendios; no cortar los árboles, limpiar lo bajo, eso evita el 80%, también el ganado, todo ayuda” explica Simón Martín, zamorano. Los propios vecinos del pueblo que se viera afectado o pueblos cercanos ayudaban a subsanar los incendios.
“Yo no recuerdo, era muy pequeña, pero esto te desborda, lo ves en la televisión y piensas que ya es de ciencia ficción, lo de España este año… parece que la tierra arde, y todo esto repercute, incluso mucha gente ha tenido que irse de sus casas. Nos queda rezar»…, comenta Mónica García.
En la ciudad charra, los vecinos no recuerdan nada igual a lo actual: “No, no, siempre ha habido algún incendio, pero lo que estamos viviendo ahora es terrible”, cuenta Simón Martín.