La organización ecologista Greenpeace demandó este martes a los responsables políticos del Gobierno español, las comunidades autónomas y los ayuntamientos “altura de miras” y que no especulen al analizar, diagnosticar y valorar la actual oleada de grandes incendios forestales en un contexto de sequedad y calor extremo, lo que provoca una enorme dificultad para su extinción.
Ical.- “Como ya ocurriera en anteriores situaciones de emergencia provocadas por el alto número de incendios forestales y superficie quemada (como las de los años 2006, 2012 o 2017) es desalentador escuchar declaraciones de algunos responsables políticos que, lejos de asumir los cambios necesarios para abordar el nuevo escenario de riesgo, vuelven sobre los mismos mantras caducos, buscan chivos expiatorios o echan balones fuera para evitar asumir los errores o la falta de previsión”, apuntó Miguel Ángel Soto, portavoz de la campaña de Bosques de Greenpeace España.
Soto añadió al respecto: “Mucho nos tememos que estos falsos argumentos y cortinas de humo van a utilizarse para cuestionar el papel del cambio climático en el cóctel que hace más virulentos los incendios”.
“En estos días nos encontramos con que algunos grupos políticos y expresidentas de comunidades autónomas siguen banalizando los extremos climáticos intentando construir un relato sobre el problema con argumentos faltos de base científica y sentido común”, recalcó.
«Cortina de humo»
Así, Greenpeace aludió al argumento de que los ecologistas ponen trabas y también tienen la culpa de los incendios. Tras los fuegos en Zamora, el consejero de Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñones, utilizó una “cortina de humo habitual” que consiste en “buscar un chivo expiatorio”, según la ONG, puesto que culpó a los ecologistas y “sus nuevas modas” de contribuir al problema de los incendios en la región, al citar un supuesto caso de críticas a una actuación en la ribera de un río.
Greenpeace calificó de “tremendo error” referirse a las políticas ambientales o de protección de los recursos naturales como “nuevas modas”, como si “la mayor conciencia social y los avances legislativos en la protección del agua, el suelo, el paisaje, la biodiversidad y los ecosistemas no fuera un acuerdo social producto del desarrollo del Artículo 45 de la Constitución Española”.
A raíz de la emergencia surgida en Galicia tras la propagación de muchos incendios en los últimos días, ha resurgido la teoría de la trama organizada a raíz de unas declaraciones del expresidente de la Xunta de Galicia Alberto Núñez Feijóo. Greenpeace coincidió en que hay que investigar, enjuiciar y condenar, la reforma del Código Penal de 1998, que incluyó el tipo penal delito de incendio forestal, con penas de hasta 20 años de cárcel, que nunca se han llegado a imponer en los juicios a los responsables de incendio forestal.
“Ante la emergencia que vivimos, es un error mayúsculo pedir el incremento de las penas. El Código Penal nunca es la solución, y más en el complejo entramado de razones que llevan a muchas personas y comunidades a hacer uso del fuego en el medio natural”, añadió Greenpeace, antes de indicar: “La intencionalidad de buena parte de los incendios en España es obvia, especialmente en Galicia, pero no hay ninguna prueba que permita afirmar que detrás de la gran mayoría de los incendios hay una mano negra”.
«Abandono rural»
Sobre el hecho de que los incendios se apagan en invierno, expresión utilizada en debates, tertulias y declaraciones, Greenpeace subrayó que los fuegos “se apagan cuando se producen, es decir, durante todo el año”, puesto que no solo se desencadenan en verano.
“Para hablar de ausencia o falta de prevención, sería más apropiado decir que la falta de gestión del monte español es un problema estructural que se ha producido tras el abandono del medio rural desde la mitad del siglo XX hasta hoy. No es un problema del último invierno, de los inviernos de la anterior legislatura o de tal o cual gobierno. El abandono rural y el crecimiento de la superficie forestal en España han sido procesos paralelos que arrancan en los años 50 del siglo XX y han configurado un paisaje abandonado y altamente inflamable. Si alguien tiene la culpa, hay que hablar de un problema colectivo como país”, apostilló.
En relación a que los montes están sucios, Greenpeace destacó que “los bosques no son parques ni jardines” y que una parte de los ecosistemas forestales están dominados por los árboles, pero son lugares complejos donde también habitan especies herbáceas, matorral, arbustos, árboles muertos en pie y ramas y troncos caídos en el suelo.