Una investigación científica ha establecido cuál será la fecha en la que el Sol morirá. Ahora la principal estrella del sistema solar tiene unos 4.570 millones de años de vida y una composición estable. De esta manera, aún queda mucho tiempo para que llegue a su fin.
Gracias a una base de datos que posee las propiedades intrínsecas de cientos de miles de estrellas, ha sido posible la predicción del fin del Sol. Entre los datos de dicha base se encuentran los de la misión Gaia de la ESA, que controla el brillo aparente y el color de una estrella vista de la Tierra. Sin embargo, para convertir esos datos en las propiedades específicas del Sol se requiere de un trabajo minucioso.
El Sol cuenta actualmente con unos 4.570 millones de años de vida, lo que significa que está en la mitad de su vida. Además, cuenta con una composición bastante estable, fusionando hidrógeno en helio. Pese a ello, según se vaya agotando el combustible del hidrógeno en su núcleo, comenzarán los cambios en el proceso de fusión y reduciéndose la temperatura de su superficie.
Por otro lado, la temperatura superficial del Sol es de unos 6.000K. En este sentido, las estrellas más longevas cuentan con temperaturas que van desde los 3.000K hasta los 10.000K. El equipo de Orlagh Creevey , del Observatorio de la Costa Azul (Francia) han analizado todos los datos de Gaia con el fin de obtener “una muestra realmente pura de estrellas con mediciones de alta precisión”. Mediante el análisis de todos los datos disponibles y la elaboración del diagrama Hertzsprung-Russell (HR), han determinado la forma en que el Sol variará su temperatura y luminosidad conforme vaya envejeciendo.
Finalmente, han podido determinar que el Sol alcanzará su máxima temperatura en torno a los 8.000 millones de años para, después, comenzar a enfriarse y aumentar de tamaño. A continuación, se convertirá en una estrella gigante roja entre los 10 y 11.000 millones de años. Tras ello, llegará al final de su vida, convirtiéndose en una enana blanca tenue. En conclusión, por el momento no hay de qué preocuparse, ya que a nuestra estrella le quedan aún unos 11.000 millones de años por delante.