“Además de constituir espacios para el ocio, se ha demostrado que los ámbitos dedicados a la vida vegetal urbana refrescan las ciudades, purifican el aire y mejoran el bienestar mental de los urbanitas. En consecuencia, las ciudades están volviendo a dar cabida a la naturaleza en sus municipios, y para ello proceden a ampliar sus parques, a construir avenidas y a fomentar la construcción de azoteas verdes o ajardinadas y la aparición de paredes cubiertas por cascadas de plantas”… “Londres ha declarado ser la primera ciudad del mundo concebida al modo de un parque nacional, y para ello ha elaborado un plan destinado a convertir más de la mitad de su superficie en espacios naturales a fin de conseguir que la vida de los londinenses tenga un carácter más verde, más saludable y más vinculado con los espacios agrestes” (“Una vida en nuestro planeta”, David Attenborough, página 240).
Pero en esta ciudad -Salamanca-, no nos enteramos de nada. Todas las intervenciones urbanísticas que se han realizado en los últimos años, más la próxima, la de los “corredores verdes” van en la dirección contraria: aumentar la superficie urbanizada expulsando lo poco natural que antes había. El proyecto Tormes+ ha consistido básicamente en eso: aumento de superficies domesticadas, urbanizadas y ordenadas con los esquemas antiguos, aunque en algunos casos el pavimento sea de tierra y se planten arbolitos donde había grandes árboles. Lo poco agreste que existía se está eliminando, al contrario de lo que están haciendo en Londres. El proyecto ya toca a su fin, pero aún quedan los más importantes destrozos en ambas márgenes del río. Se trata de los “corredores verdes”.
Este proyecto se justifica con varias falsedades, entre ellas los procesos erosivos en la margen derecha del río o el mal estado sanitario de las masas vegetales ribereñas. Se inventan enfermedades y especies invasoras que no existen a lo que hay que poner remedio con un gasto de varios millones de euros, que no sólo son un despilfarro, sino que perjudican al medio ambiente, pues se van a abrir caminos nuevos, 8 kms, cuando la gente puede andar por todos lados sin ellos, o con los ya existentes, se moverán grandes cantidades de tierra y rocas para “regularizar” el terreno, se alterará buena parte de la vegetación natural para sustituirla por especies de jardinería y se instalará red de riego y luz en espacios que no lo necesitan.
Cuando David Attenborough u otros hablan de renaturalización, están hablando de eliminar o sobreponer sobre las superficies urbanizadas elementos naturales, pero nuestro alcalde lo entiende al revés: llevar la ciudad, extenderla, a donde aún queda algo de naturaleza. Convertir las márgenes del Tormes en una calle más de Salamanca (sic.) García Carbayo y Miriam Rodríguez. Tal para cual.
Información y fotografías: Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca
La galería de imágenes corresponden al espacio que se va a modificar, en algunos casos de forma considerable.
1 caminos perfectamente transitables.
2 senderos de gloria serpentean entre la pradera.
3 unos vecinos de Tejares nos aseguraron que les encanta el lugar tal y como está.
4 Chamberí, buen estado conservación de la ribera.
5 colector margen derecha y praderas naturales.
6 paseantes en pleno invierno.
7 el encanto del Marín solo perturbado por el ruido de la autovía y sin una sola medida correctora para paliarlo. Ruido que además, llega a Tejares y Chamberí.
8 al fondo el viaducto de la autovía.
9 camino junto al parque de maquinaria que va a ser gravemente alterado.
10 margen derecha, junto a la última pasarela, extraordinario y exuberante bosque de ribera.
11 roquedo con musgos, donde dice el proyecto que hay erosión, y por lo tanto, hay que corregirla. ¡Tiene bemoles!
12 margen izquierda Tejares, detrás de la arboleda, la calle Botijeros.
13 naturaleza en estado casi puro, al lado de la ciudad.
14 la regularización del terreno supone un gran movimiento de tierra y roca que destrozará suelos y vegetación.
15 puesta de sol desde el Marín.
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