[dropcap]P[/dropcap]aseo de Canalejas, conversando con un entrañable amigo sobre mil cosas de Salamanca… Altura: Facultad de Educación… Necesidad unánime de un estimulante ‘express’… ¿Qué mejor sitio que una cafetería universitaria llena de juventud?… Entramos y ¡sorpresa!… Unos cuantos cuadros colgados; pocos, porque aquello no es una sala de exposiciones y las pinturas al óleo, por calidad y derroche de creatividad, merecen eso: ¡una galería!… Firma las obras un misterioso “Pho”… ¿Quién es?… Nadie sabe contestar… Cuando la pregunta se adormece entre conversaciones ajenas, chillonas, estridentes, juveniles; alguien -¡por fin!- dice: Nacho… Nacho Reboleiro… Nacho Reboleiro Rubio… ¿Está aquí?… ¡No!… ¿Sabes dónde vive?… ¡No!… Habla muy poco… ¡Sólo piensa!
Volvemos a mirar las obras colgadas… Todas plenas de imaginación… Y cada una con un breve, pero profundo comentario Dada… Obras que cabalgan entre el arte de inspiración onírica, el expresionismo abstracto, el surrealismo… Sus figuras parecen piezas desencajadas, mas plenas de armonía… Casas arrugadas que me recuerdan a Frank O. Gehry en Praga (la casa de la danza de Ginger Rogers y Fred Astaire)… También en la memoria al enigmático Escher y, algo más lejano, Behnisch… Pero “Pho”, distinto.
Sí, opino que Nacho Reboleiro merece otro tipo de escenarios que no sean exiguos y exposiciones más amplias.
Lo rigurosamente cierto es que sus pinceles y sus cartelas con comentarios no nos dejan indiferentes; sino todo lo contrario.
J.L.B.
1 comentario en «Desconocido injustamente»
Yo sé quién es «Pho»