En estos días se jubila Miguel Barrueco como médico del Hospital Universitario de Salamanca. Es uno de los últimos en hacerlo de aquella promoción que iniciamos nuestra carrera profesional cuando se abría el ahora ya viejo Hospital Clínico. En este tiempo ha ejercido de médico, profesor y activista social y por la sanidad pública, pero ha sido el ejercicio de la Medicina el que ha centrado su hacer y de donde han partido sus otros afanes.
Comenzamos juntos los estudios en la Facultad y desde entonces somos amigos. Más tarde, ya en el Hospital, Miguel eligió hacer Neumología. Desde allí ha apostado siempre fuerte por la calidad en su trabajo y la calidez en el trato a sus pacientes, empleando para ello todo el tiempo y todo el esfuerzo que en cada ocasión fuera necesario.
Conocedor del riesgo que el tabaquismo entraña para la salud, puso todo su empeño en abrir una consulta de deshabituación del tabaco, que ha ayudado a dejar de fumar a cientos de salmantinos. No conforme con ello y consciente de la importancia de la Atención Primaria y la educación en la salud pública, peleó por extender esta actividad a los Centros de Salud y a los Centros Educativos y lo hizo con éxito.
En los últimos años se ha encargado de la Jefatura del Servicio, consiguiendo contra viento y marea, estructurarlo, modernizarlo y hacerlo más eficiente.
Siempre le gustó la docencia y en el terreno de la Medicina la ejerció desde el principio con los Residentes y más tarde con los alumnos de la Facultad, donde ha llegado a disfrutar de su reconocimiento, enseñándoles a aprender su asignatura, sin olvidar lo más importante, algo que muchas veces se olvida en la docencia de la Facultad, enseñándoles a ser médicos, que incluye mucho más que los aspectos científicos y técnicos de la profesión.
Ciertamente ser médico obliga a algo más y Miguel lo entendió perfectamente desde los años de estudio en la Facultad. Obliga a defender la accesibilidad de todos los ciudadanos a los servicios de salud y la equidad en el trato que reciben en ellos, algo que solo se consigue con una Sanidad Pública fuerte. Miguel ha sido un activista por la salud y la sanidad pública y lo ha sido en todos los foros a los que ha podido acceder y desde su trabajo diario; lo ha hecho dentro de una estructura, la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, y lo ha hecho a título individual.
En un mundo tan interconectado como el nuestro es evidente que la Sanidad Pública no puede ser una isla y su fortaleza depende de la fortaleza de todos los servicios públicos y la capacidad de redistribución de la riqueza entre toda la ciudadanía. Las columnas de Miguel en este medio son una prueba de su clarividencia y su apuesta por el activismo social.
Ahora Miguel pasa a engrosar el cupo de médicos jubilados, aunque seguirá activo en sus otras tareas; pero además ya le imagino cargado con nuevos proyectos de los que nos hará partícipes a sus amigos, porque si alguna virtud destaca en él es la generosidad, la que ha mostrado en todos los años de trabajo en el Hospital que ahora deja. ¡Gracias por todo, Miguel!
Por. Aurelio Fuertes Martín
2 comentarios en «Miguel deja el hospital»
Gracias Miguel, hace 20 años deje de fumar gracias a una charla que nos distes en el trabajo, ha sido una de las decisiones mas importante de mi vida. Era apostar por estar sano o entrar en una serie de problemas que tiene el tabaquismo. Gracia por abrir una ventana a la salud enorme.
Dr barrueco sencillamente darle las gracias por atender de la forma mas digna ha las personas que necesitaban sus sevicios en este caso soy yo el afortunado de sus consajos y acierto en mi enfermedad tratada de forma mas delicada posible quiza no aya mucha gente que sepa entender las letras E P O C pero yo si y sus conocimientos acia ellas se me hace la vida mucho mas llevadera sencilamente dar las gracias por que hay medicos y MEDICOS con trato de medico y con trato de persona humana que en muchas ocasiones es la mejor medicina GRACIAS AMIGO