Carmen Guillén, presidenta de la asociación salmantina contra el bullying y ciberbullying (Ascbyc), explica que poco a poco se van rompiendo tabús y miedos, lo que hace que las personas que propician el bullying como las que lo padecen busquen ayuda a tiempo.
Por. Lucía Almaraz
¿Cómo se viven las situaciones de acoso que sufren niños de seis o siete años?
Tanto los niños como la familia lo viven realmente mal. Los niños no comprenden con esa edad lo que les está pasando de verdad, lo único que saben es que es algo malo. La familia no sabe o lo único que quiere es que esa situación acabe. Cuando llegan a la asociación lo que te piden es que esto deje de pasar, llegan en muy mal estado. Con esa edad es difícil ponerle nombre.
¿A qué cree que es debida la agresividad entre los alumnos?
Al tipo de sociedad en la que vivimos, a la falta de valores, a no poner normas o límites. Y, por supuesto, al libertinaje que muchas veces se da.
El inicio del curso es un momento para organizar talleres o situaciones de previsión del bullying, ¿qué propondría usted en los colegios?
Nosotros siempre hemos apostado por lo que es la prevención. Creo que cuando un protocolo no se pone en marcha, siempre es tarde para alguien. Prevenir es anticiparse siempre a algo, para prever lo que pueda o no suceder. Creo que en todos los colegios hay conflictos y si no se para, muchos de ellos acaban en situaciones realmente malas, como es el acoso escolar.
¿Cuáles pueden ser algunas de las soluciones/medidas claves para evitar el acoso escolar?
La clave está en prevenir y, sobre todo, en educar, sí que es cierto que los colegios son educadores secundarios, la educación primaria tiene que venir desde casa. Creo que muchos niños saben que lo que hacen está mal hecho, el problema es que no hay nadie que se lo diga, pero en eso también entramos en el tema de la ley del menor, ósea, no es imputable, nadie les va a decir que está mal hecho, entonces la clave está en aplicar la ley que existe, cambiar la ley que no funciona y en prevención y educación.
¿Sigue habiendo cada vez más acoso o se está relajando con el paso del tiempo?
No se puede relajar nunca por una simple razón, porque han aparecido nuevas formas de acosar. Hablamos del acoso en redes, al acoso a ciertos colectivos, también de violencia sexual en muchos ámbitos. El acoso no desaparece solo, el propio ser humano en muchas ocasiones lo hace por naturaleza. Desaparecer, yo creo que no, como otro tipo de violencias, pero sí es cierto que se puede erradicar o intentar evitar, se intenta que esto se vea, cambiar el chip, y que esto tiene que cambiar de una vez y, los que nos legislan tienen que darse cuenta de que este tipo de delitos no pueden quedar impunes. La violencia hacia un menor, hacia colectivos, mujeres, animales,… No pueden quedar impunes.
¿El bullying sigue considerándose tema tabú?
Va por tiempos, normalmente para solucionar hay que reconocer que existe, y para reconocerlo hay que habla de él. Ese tabú se va rompiendo. Hay gente que va denunciando este tipo de conductas y, es cierto también, que hay personas que se le quitan las ganas de denunciar porque creen que no les vas a poder ayudar en nada. Nosotros empezamos hace cinco años y en Salamanca era totalmente mudo, mudo, ciego y sordo, era así. Ahora ya estamos viendo que hay instituciones que hablan de ello, que nos están apoyando, vemos que se incluyen estos actos. Ahora somos más. Hay que hablar alto y claro. Llamar a las cosas por su nombre. Es como cuando vas al médico y te da un diagnóstico, hay que llamarlo por su nombre, que se hable de ello para que realmente se le pongan medidas abiertas.
¿Diría que la sociedad está concienciada sobre esta situación?
No. A la sociedad le falta mucho por concienciar. Estamos normalizando conductas que no son normales y que aquí la sociedad tiene que despertar de una vez.
¿Cómo se plantea el año escolar?
Espero que se afronte con dos dedos de frente. Que se sea consciente, saber que las cosas pasan, pero la clave está en cómo se afrontan este tipo de cosas; tienes un problema y lo enfrentas, tienes que poner solución y siempre serás valorado. Salamanca es una ciudad pequeña, nos conocemos todos y sabes quien sí, quien no, donde sí y donde no. Espero que el curso se afronte de una manera tajante y cuando se tenga un problema, se le ponga una solución y no se mire para otro lado, porque eso no beneficia a nadie.
¿Cómo orientaría a jóvenes que están sufriendo este tipo de maltrato?
Lo primero que tiene que hacer es no callarse, pedir ayuda. Es muy difícil salir del bullying, muchas víctimas entran en bucle.
¿A quién?
Quizá eso sea más complicado. Seguramente a personas de su entorno cercana y que entiendan de ello también. Tienen que pedir ayuda sí o sí.
Usted, ¿ha tratado algún caso de bullying que le haya sorprendido?
Todos los casos que tenemos son importantes, ninguno de ellos me ha dejado indiferente. Todos me dejan un mal sabor de boca tremendo, porque creo que son personas infelices las que hace este tipo de cosas y eso es triste. He llevado casos muy serios, graves y casos al borde del suicidio.
¿Ha podido ayudar a la víctima?
Por supuesto, reconozco que en estos momentos me siento bastante orgullosa de haber podido ayudar a gente. Pienso que soy muy empática y muchos temas me los llevo como si fueran míos, pero estoy muy orgullosa de haber podido ayudar a casi todas las personas que me lo han pedido. Siempre queda alguien porque no has podido llegar a todo, pero sí has podido poner en su camino a otras personas que puedan mejorar el problema que tienen.
¿En qué otros escenarios encontramos bullying y aún no somos conscientes de ello?
Muchas veces el bullying se extrapola a otras actividades, extraescolares, grupos de deporte, campamentos, catequesis… No solo pasa en los centros educativos.
¿Cómo detectamos a un abusón?
Cada padre, en su propia medida, muchas veces sabe lo que tiene en casa. Hay ciertas conductas que pueden hacer ver el tipo de hijo que se tiene. Son niños que no tienen límites, ni los conocen. Muchas veces repiten las conductas que tienen en su propia casa. Son poco tolerantes, manifiestan mucha ira y frustración, lo que hace que lo lleven o paguen con otras personas. A veces, ver lo que tenemos en casa es difícil. Si llega algún aviso o se ven estas conductas hay que estar bastante alerta, porque si no lo paras va a ir creciendo y dentro de unos años será peor.
¿Cómo le podemos hacer frente?
Ante todo, pedir ayuda, a personas que tengamos cerca como padres, madres, amigos, profesores, no que sean más mayores pero que sean responsable y puedan echarte una mano. Puedes acudir a policías, hoy día hay policías que van a dar charlas a colegios, se detectan muchas cosas así. Nosotros acudimos a centros, también estamos. Y, al final, creo que siempre hay alguien dispuesto a ayudarte. Afortunadamente las asociaciones que nos dedicamos a esto, hacemos trabajo correspondiente a administración, pero siempre se puede acudir a nosotros.
¿Qué hay que hacer con un niño abusador?
También necesita ayuda, no se les puede soltar la mano, lo que no se para a tiempo se acaba convirtiendo en cosas peores. Hay que darle el tipo de ayuda que demandan, ponerle esas normas y soluciones. Si necesita ayuda psicológica o del tipo que necesite, se le da.
Y aparte de repetir conductas, ¿qué otros problemas los pueden llevar a ser un acosador?
Muchas veces acosan por dar un rol que de otra forma no tendrían, el rol de líder… Pero a esas edades se piensan que son más “gallitos o gallitas” si acosan.
¿La forma de acosar es distinta en niños y niñas?
Sí. Los niños suele ser más contacto físico y las niñas, más psicológico, agresiones verbales…
¿Cuál es el primer aviso de que podemos sufrir maltrato o que nos están maltratando?
Un día abre los ojos y ve que lo que le pasa no es normal, va a un centro a estudiar o socializar y ve que le pega, insulta, le quita el material… El no saber cómo defenderse en estas situaciones es lo que le hace estar quieto, pero se es consciente, que las cosas no están bien hechas.
Por último, ¿qué consejo daría a una persona que lo sufre?
Que pida ayuda, siempre hay alguien que puede ayudarle, que no se calle y tire adelante con ello, que se puede.