El profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y escritor Carlos Taibo considera que el cambio climático y la caída de las materias primas nos lleva a una nueva forma de fascismo para preservar para una minoría los recursos mundiales.
Taibo presentó esta semana en la Universidad de Salamanca su nuevo libro, ‘Ecofascismo. Una introducción’, de la editorial madrileña Los Libros de la Catarata.
El ecofascismo es, según su descripción, una apuesta en virtud de la cual algunos de los estamentos dirigentes del globo –conscientes de los efectos del cambio climático, del agotamiento de las materias primas energéticas y del asentamiento de un sinfín de crisis paralelas– habrían puesto manos a la tarea de preservar para una minoría selecta recursos visiblemente escasos, y para marginar, en la versión más suave, y exterminar, en
la más dura, a lo que se entiende que serían poblaciones sobrantes en un planeta que habría roto visiblemente sus límites.
El escritor señala que es “la idea de que en muchos de los estamentos de poder del planeta está surgiendo un proyecto autoritario encaminado a preservar recursos escasos en unas pocas manos y que tienen en buena medida su origen en la certificación de las consecuencias dramáticas del cambio climático y del agotamiento de las materias primas energéticas. Digamos que tomo la metáfora del fascismo de antaño pero la vinculo expresamente con un código ecológico que me parece cada vez más evidente que inspira a muchas de las políticas de esos centros de poder».
En su presentación, Carlos Taibo, habla de “estamentos dirigentes del globo que, hoy por hoy, tienen una realidad difusa, pero si se trata de mencionar a un dirigente político de ecofascismo en los últimos años sería el expresidente norteamericano Donald Trump. Debo señalar, de cualquier modo, que para mí el ecofascismo no es un proyecto que surja en los cenáculos de extrema derecha. Es un proyecto de los principales centros de poder político y económico. La extrema derecha suele ser negacionista. Niega que el cambio climático tenga un origen humano o afirma que no se están agotando las materias primas energéticas. El ecofascismo, muy al contrario, ratifica el vigor de estos dos fenómenos”.
Por eso, insiste, surgiría, antes bien, en el seno de los principales poderes políticos y económicos. Aunque tendría como núcleo principal a las elites occidentales, a ellas podrían sumarse otras radicadas en espacios geográficos diversos.
Sobre la relación entre la política y este nuevo fenómeno, afirma que “todo es política, en un sentido u otro”.
Otro de los conceptos sobre los que habla es el colapso. “Si uno de los supuestos fundamentales del ecofascismo es que en el planeta sobra gente y se está defendiendo que hay que reducir drásticamente la población planetaria eso es una forma de colapso. Si estamos diciendo que en el planeta sobran cuatro mil millones de seres humanos y el proyecto se lleva a cabo, eso es una forma de colapso. Es un colapso que tiene raíces distintas de las propias de la ecología y de sus fundamentos, pero es una forma de colapso”, añade.
Además, señala lo que, para él, sería una solución ante este problema. “No es lo mismo un ecofascismo que se despliegue antes del colapso que otro que coja forma después del colapso. Si cobra cuerpo después del colapso, como muchas de las instituciones muy debilitadas, su futuro es muy reducido, pero si cobra tiempo antes entiendo que debemos prepararnos para una edad muy oscura en la cual considero que nos vamos a ir adentrando vía ecofascismo y vía colapso”.
3 comentarios en «El ecofascismo ha llegado»
Vaya chorrada. Y si sobra alguien en la Tierra ese es él
Sobran comentarios comentarios absurdos como el tuyo.
Anónimo, un gran argumento el tuyo.
Supongo que estás en la fase de negación…
Salgamos cuanto antes de esa fase humanamente comprensible.