Siempre consideré que la evolución del ser humano iría hacia adelante y no lo contrario. Nunca consideré la vuelta a las cavernas, a no ser de visita turística. En algún momento creí que los derechos humanos, serían respetados, no vulnerados y confié en la bondad, las buenas palabras y sobre todo en la palabra dicha con honor y respeto. Sin embargo, me di de frente con la mentira, la desfachatez y una mala, malísima educación.
Se perfectamente qué líneas cruzar y dónde se debe llegar. También sé lo es perder y puedo aseguro que ya he perdido tanto que en ocasiones me importa poco perder más, pero si de algo sé, es de luchar sin miedo o con él como compañero de viaje, sentado al lado y sin hacer ruido mientras lo ignoro y de que la libertad es algo que nadie me va a quitar para seguir haciéndolo.
Quizás el ‘juego de Tronos’ al que juega alguna gente no pueda con una partida de oca, porque volver al punto de partida no me importa lo más mínimo y porque sé que una buena tirada, ir de oca en oca puede cambiar el final de la partida. ¡Qué le vamos a hacer! Aprendí con el parchís, encajando tetris y haciendo solitarios, pero aprendí a jugar en equipo y lo sigo haciendo, si es con un café en la mano aún mejor, aunque a veces la soledad de la noche sea uno de mis mayores placeres, por supuesto con ese café en la mano.
Esta muy claro que la capacidad de decidir y la libertad de hacerlo es algo que no se debe imponer a cualquier precio y menos tratar de hacerlo con juego sucio. Lamentablemente, pasear por la vida da para mucho bueno o malo, pero todo deja un aprendizaje. El mayor de ellos, saber perfectamente como es uno y como no quiere ser.
Como diría alguien de mi entorno, has dado un buen repaso, pero lo que sé es que la mejor palabra que existe es la que aún queda por decir.
Tras este reposo, aunque lo sé hacer mejor no lo duden, vuelvo a la realidad de una semana caliente, en la que como siempre, nadie tiene la culpa de nada, nadie ve nada y siempre pierden los mismos. Palabras poco acertadas, las lanzadas en una comunidad próxima con una generación a los que les debemos la vida y el bienestar del que ha gozado este país hasta ahora, con su lucha y esfuerzo, a veces titánico para poder dejar algo a sus hijos, sin pensar que la mayor herencia, al menos la mía, es tenerlos a ellos como padres.
Como palabras poco acertadas y poco acertado es lo acontecido en un colegio mayor, contra otro colegio mayor, aunque sea tradición y siempre se haya hecho como he oído, no es un buen ejemplo, cuando alguien no se ríe, al igual que en el acoso escolar, ya no es broma.
Una semana como diría cualquier persona en un ascensor comunitario, donde entra otra a la que no conoce o la relación es distante y el trayecto se hace eterno: “Se está quedando buen día“. Pues eso mismo diremos pronto, porque así nos estamos quedando con trayectos eternos, relaciones distantes, personas interesadas y no interesantes, gente malviviendo, violencia y un largo etc. Y, por supuesto, con el nubarrón encima de la cabeza amenazando más tormenta mientras tratamos de encontrar un paraguas que nos permita refugiarnos en él.