“Lo importante es tener salud”, una frase que cobra más sentido que nunca si hablamos de salud mental. Desde la Asociación de Salud Mental de Salamanca trabajan para mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental, así como de sus familiares.
Desde la entidad ofrecen once programas diferentes que abarcan distintas áreas. No todas las personas se benefician de todos, por lo que se estudian las necesidades individuales de cada uno y después se les orienta hacia el recurso más adecuado, según sus dificultades.
Entre los programas destacan algunos como el de sensibilización y divulgación, cuyo objetivo es acabar con los estigmas y las discriminaciones; el centro de día, que pretende la inclusión de aquellas personas con discapacidades mentales al mundo laboral y social; el servicio de promoción de la autonomía personal, que ayuda a tomar las decisiones y facilitar la realización de actividades básicas para la vida diaria; el de apoyo a las familias; para apoyar y ayudar a los familiares; el de viviendas supervisadas, que les permiten tener una vivienda digna, son pisos supervisados integrados en la comunidad, en la actualidad cuentan con 9 viviendas supervisadas con 32 plazas, y el de intervención en centros penitenciarios entre otros.
María Hernández es la encargada de otras de la sección infanto-juvenil, a la que va orientada precisamente el lema de este año, “Dale like a la salud mental. Por el derecho a crecer en bienestar”, con el que quieren reivindicar la importancia de promocionar el cuidado y el conocimiento de la salud mental en la población infanto-juvenil.
«Hemos visto que los valores y las cifras en los adolescentes han aumentado mucho, así como la solicitudes de información en este tipo de programas sobre todo en esta sección. El 13% de los adolescentes de entre 15 y 19 años padecen algún trastorno mental siendo la depresión y la ansiedad el 40% de estos mismos trastornos entonces tenemos un aumento de los casos y, sobre todo, a raíz de la pandemia”, explica.
Aunque Hernández afirma que, aunque sí es cierto que entre los adolescentes han crecido mucho los casos, este aumento también se ha notado en otro sector de la población, porque “también ha aumentado dentro de la población en general. Entre los más mayores también, en su caso con mas sentimientos de soledad”, precisa.
Adversidades
“Dentro de nuestra sección lo que hacemos es que tenemos un grupito en el que establecemos psicoeducación y hacemos psicoterapia con los adolescentes en especial, ofreciendo desarrollo de habilidades de inteligencia emocional habilidades sociales,… Los capacitamos para tener recursos y competencias socioemocionales que les permitan después poder hacer frente a las adversidades que les puede presentar la vida. Hacemos jornadas de sensibilización, apoyo también a padres, a los familiares para concienciar y, sobre todo, prevenir. La intervención que se realiza desde infanto- juvenil casi siempre es el papel importantísimo prevención”, señala.
El trabajo por parte de los centros educativos también es sumamente importante para prevenir y ayudar ante este tipo de enfermedades. De hecho, María Hernández afirma que “uno de nuestros objetivos es que la sociedad, los centros educativos, los institutos, conozcan mas sobre la salud mental, que sepan lo que es, qué problemas hay y, sobre todo, que los docentes también conozcan los signos de alarma para conocer si, por ejemplo, hay algún chico o alguna chica que tenga o presente algunos signos prestarles la ayuda necesaria y no dejarlo en el aire y pensar que son cosas de adolescentes, que ya pasará, que es porque estamos de exámenes, que muchas veces se suele achacar a esas cosas”.
Depresión y ansiedad
Al hablar de niños y adolescentes se habla de síntomas, no de diagnósticos, por lo que Hernández asegura que “estamos viendo síntomas de depresión y de ansiedad. Les cuesta mucho levantarse todos los días para ir al colegio o al instituto. El tema de las relaciones sociales, tener relaciones sociales de calidad, el relacionarse con sus iguales y, por supuesto, algo que vemos muchísimo es el tema del uso de las nuevas tecnologías«, señala.
El uso excesivo de estas tecnologías no afecta solo a las relaciones con sus iguales, sino también con su familia. “Son chicos y chicas que pasan muchas horas delante de cualquier dispositivo electrónico, móvil, tablet ordenador,…en las redes sociales en juegos online,… entonces esto sí que afecta a la calidad de vida familiar, porque pasan mucho tiempo con los móviles, pero poco con la familia”, agrega Hernández.
“Además, muchos se quedan hasta muy tarde y no duermen lo suficiente, por lo que luego no pueden tener un rendimiento pleno, se levantan sin ganas de ir a clase o se duermen en el aula o ni salen de la cama. Todas estas son señales de alarma de las que tenemos que empezar a ser conscientes, pero no solo los institutos, sino los padres y la sociedad en general”, concluye.
