“Incluso los secos los han tronchado”. Así expresa Isidro Durán la indignación que siente al ver cómo los árboles frutales que plantó en una parcela próxima al núcleo urbano de Tenebrón han sido vilmente destrozados.
Isidro Durán emigró a Guipúzcoa en los años setenta, pero su ilusión siempre ha sido regresar a su pueblo, Tenebrón. Tiene casa y ya comenzaba a ver cómo su huerta empezaba a dar sus ‘frutos’. “No entiendo cómo una persona se puede levantar un día y decir: voy a tronchar todos los árboles de Isidro. No lo entiendo. ¡Cuánta maldad!”.
Durán plantó pistachos porque, aunque es un árbol que comienza a ser productivo a los tres o cuatro años, puede ser una alternativa de cultivo en el pueblo, una fuente para generar ingresos a los agricultores jóvenes. En su caso, solo era por entretenimiento.
El vándalo o vándalos han cortado una veintena del árbol del pistacho, cuatro olivos, un nogal y un almendro. “No es el valor económico, es la sensación de impotencia que siento. Quieres volver al pueblo y te reciben así”, concluye Isidro Durán.
El acto vandálico está denunciado.