Salamanca es una ciudad cuyo valor histórico y cultural nadie pone en duda. Pese a que muchos son los turistas y autóctonos que la visitan y contemplan sus calles y rincones, no todos conocen la ciudad charra a fondo, obviando multitud de lugares y detalles.
En el siguiente artículo se realizará una ‘guía’ por Salamanca, así como algunas de las leyendas e historias sobre la ciudad. Para ello, la guía turística Inés Criado Velasco ha expuesto a La Crónica de Salamanca aquellos lugares de la ciudad del Tormes que “no se cuentan en las guías” o que muchos pasan por alto cuando visitan o pasean por las calles salmantinas.
La Calle de Calderón de la Barca
Pedro Calderón de la Barca ha sido uno de los escritores más notorios del Siglo de Oro de la literatura española. Lo que muchos no conocen es su paso por la Universidad de Salamanca. Lo que tampoco saben muchos es que el insigne literato mantuvo una serie de pleitos con la Universidad, y que se prolongaron durante más de un año, entre 1618 y 1619.
Calderón fue estudiante de la Universidad durante un año y estuvo viviendo en una pensión, por lo que era camarista. Su objetivo era hacer el doctorado, pero como no tenía dinero, en un determinado momento fue a Madrid para tratar de conseguirlo. Como no volvía, el dueño de la pensión le dijo a la Universidad que el joven le debía 150 reales. La Universidad, por su parte, se los reclamó a Calderón, y este dijo que no podía pagarlos. A mitad del año volvió a Salamanca a un juicio y estuvo 3 días en la cárcel. Finalmente le dejan salir para volver a Madrid a pedir dinero a su tío.
Como no volvieron a tener noticias de Calderón, hubo un nuevo juicio, en el que el joven propuso pagar 70 reales y un jubón de lana, regresando a Madrid a conseguir el resto del dinero. Sin embargo, como no volvía hubo un tercer juicio y, como tampoco pudo pagar, se le condenó a un año de prisión. Este hecho supuso una mancha académica, por lo que ya nunca pudo acceder al doctorado.
Por ello, al otorgar su nombre a una calle, además del reconocimiento a un gran escritor como fue Calderón de la Barca, también sería un pequeño intento de reparar el desagravio que se le hizo al literato cuando era un joven estudiante.
El medallón que hace burla
Durante la primera mitad del siglo XX, en Salamanca hubo dos arquitectos que destacaron por encima del resto: Francisco Gil (1905-1962) y Genaro de No (1894-1978). Mientras que el primero tendía más hacia el renacimiento, el segundo lo hacía al clasicismo italiano. Ambos mantuvieron cierta rivalidad, que ha quedado patente en la calle Concejo. Concretamente, en el número 13 hay un edificio construido por Genaro de No, en el que se encuentran tres medallones: uno representa a Cleopatra, otro a Marco Antonio y el tercero a un burlón.
Este último medallón, aunque no oficialmente pero sí oficiosamente, se trata de una burla de No hacia Gil, responsable de la construcción del edificio que se encuentra justo enfrente y hacia el cual mira el burlón.
Las mujeres emparedadas de Salamanca
Esta es una leyenda que lleva circulando por Salamanca desde hace muchos años. Estas llamadas mujeres emparedadas solían ser mujeres piadosas, generalmente viudas o solteras, que se ‘emparedaban’ en sus viviendas, previamente donadas a una parroquia.
Las más comunes eran las viudas sin hijo varón que, a la muerte de su marido, donaban sus tierras y propiedades a una parroquia o convento, como pudo ser el caso de la Iglesia de San Juan Bautista. En la casa, la mujer se emparedaba en una de las estancias, tapiando la puerta y dejando dos ventanas, una para la comida y otra para el servicio religioso. Los responsables de la atención a estas mujeres eran los eclesiásticos de las iglesias o conventos a los que habían donado sus posesiones.
Estas mujeres vestían una saya de lana y se cubrían la cabeza con un velo negro. Al morir, se tapiaban las dos ventanas que se habían abierto, quedando la mujer ‘emparedada’. Tal y como cuenta la leyenda, se habla de las emparedadas de Sancti-Spíritus, San Martín, San Sebastián, pero las más famosas son las de San Juan de Barbados o San Juan Bautista.
San Ignacio de Loyola
Siguiendo con la historia anterior, se cuenta que una de las veces que Ignacio de Loyola acude a Salamanca, tuvo contacto con una de las emparedadas. El 24 de junio de 1541 Loyola escribió una carta a dicha mujer, pero nunca se supo si volvieron a tener contacto, ni dónde estaba la mujer.
La Puerta de Ramos
Una de las puertas más conocidas de la Catedral de la Asunción de la Virgen, popularmente conocida como Catedral Nueva, se conoce como la Puerta de Ramos, ya que representa dicho episodio bíblico. No obstante, tal y como aparece inscrito en el ornamento, realmente se llama Puerta del Cielo. En este sentido, a un lado aparece la inscripción ‘porta’ y, al otro, ‘caeli’. Por otro lado, en este lugar, conocido por el famoso astronauta, hay otro detalle que siempre pasa desapercibido, un cantero que, pese a la finura de su barba, tiene roto el pantalón debido a estar tantas horas picando.