[dropcap]L[/dropcap]a recuperación de la Casa de las Conchas supuso un antes y un después en la dura tarea emprendida para recuperar los monumentos más significativos de Salamanca. Declarada Monumento Nacional en 1929, en 1967 fue cedida al Ayuntamiento de Salamanca mediante un contrato de arrendamiento por un valor simbólico de una peseta de oro al año, durante noventa y nueve años.
En 1970 el Ministerio de Cultura se subrogó en el acuerdo y siguió con el arrendamiento, aunque en 1979, cuando accedió al Ayuntamiento la nueva Corporación democrática, no se abonaba la peseta estipulada. La Casa de las Conchas actual es el resultado de la remodelación llevada a cabo después de 1494 sobre otra casa gótica de base trapezoidal. Ese año tuvo lugar la boda de Arias Maldonado con Juana Pimentel.
En 1993, tras un acuerdo del Consistorio y el Ministerio de Cultura, se realizó una exhaustiva restauración en la que se descubrió que la casa carecía de cimientos; por ese motivo fue preciso desmontar gran parte del inmueble. Se cumplía así la advertencia realizada por el escritor gallego afincado en Salamanca Gonzalo Torrente Ballester. Escribió en una de sus famosas columnas titulada “Desde la Torre del Aire”, que “…un día Salamanca se despertará con un gran estruendo, la Casa de las Conchas se habrá derrumbado”. Daba así la voz de alarma por el abandono que sufría el emblemático monumento salmantino.
El ministro de cultura, Javier Solana, se comprometió a restaurarla para dedicarla a Biblioteca del Estado. Encargó el proyecto a los arquitectos Carlos Puente y Víctor López Cotelo. El coste de salida de la obra fue de 400 millones de pesetas. Seis plantas, salas de lectura, depósitos de libros, biblioteca, hemeroteca, sala audiovisual y sala de publicaciones salmantinas se distribuyen en 3.557 metros cuadrados, el 73% de los 4.846 metros cuadrados totales de la casa.
La biblioteca tiene una capacidad para 307 plazas de lectura y galería para exposiciones en el sótano. Hoy es la más frecuentada de Salamanca. Una vez recuperada, se cedió a la Junta de Castilla y León. En 1997 su propietario, el conde de Santa Coloma, traspasó su propiedad a la Junta de Andalucía como pago de una deuda impositiva. Posteriormente, en 2005, el Gobierno de Andalucía la permutó al Estado por otro edificio.