El fuerte encarecimiento de la energía ha hecho que muchos salmantinos se encuentren ante una situación de vulnerabilidad a la hora de pagar sus facturas o que, incluso, tengan que cambiar sus hábitos de uso de la calefacción para poder sobrellevarlas.
El principal debate se centra en decidir si es mejor la calefacción central o la individual. En el caso de Sandra, ella ha optado por la segunda opción y, además, no tiene intención de cambiar. “No me he planteado cambiar el sistema porque lo cambiaron hace cinco años. Yo tenía gasoil y lo cambiaron hace cinco años a gas natural y es lo que está implantado en mi edificio con lo cual, es eso o electricidad”.
Al contrario, José Miguel, tiene instalada calefacción central en la comunidad y en cuanto a las facturas señala que “sabemos que va a haber una subida de precios, incluso han subido las cuotas de la comunidad”.
Con el mismo pensamiento está Marisa, quien, teniendo calefacción central, asegura que “las facturas está claro que van a ser más elevadas, si ya subieron el año pasado imagino que este, mucho más”.
Esa esperada subida de precios se convierte en un pensamiento común para los salmantinos. Sin embargo, algunos no han palpado aún ese incremento en sus gastos. “No he notado una subida de precios, porque no la he puesto. Hasta que no haga frío no la pongo, pero cuanto más tarde mejor. Evidentemente si hace algún día frío pues la pongo”, añade Sandra.
Al preguntarles a aquellos que cuentan con calefacción individual coinciden en que “no la he puesto todavía y hasta que no llegue el frio no tengo intención de ponerla”, afirma Teresa.
Hay quienes, como Sandra, para evitar utilizarla de más, emplean un sistema en el cual dan la calefacción solamente durante unas horas. “Siempre empezamos por horas, nunca la tengo todo el día. Igual un día la pones una horita, media hora porque mi casa es chiquitita y se calienta en seguida, con que la tengas una hora u hora y pico está caliente. El año pasado no la pusimos hasta finales de noviembre. Yo ahora mismo de este verano todavía tengo 22 grados en mi casa. Todavía no me hace falta. Mientras hace sol toda una ventana me da al sol, así que aprovechas subes las persianas y se nota”.
Independientemente del tipo de calefacción o del sistema empleado a la hora de utilizarla, si hay algo que todos comparten es el temor a que llegue la primera factura. Ya lo dice Teresa: “tengo miedo, pero como el que tiene todo el mundo».