«No me puedes dejar así»: Un ligue de una noche acaba en condena de dos años

La relación sexual comenzó consentida y acabó obligando a la chica a concluirla
audiencia provincial
La entrada de la Audiencia Provincial de Salamanca. (Archivo)

La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado a dos años de prisión a un joven por obligar a una chica que conoció una noche de fiesta a culminar la relación sexual que comenzaron con pleno consentimiento.

La sala, que descarta un delito de violación como pedían acusación particular y Ministerio Fiscal con penas de hasta diez años, sí aprecia uno de abuso sexual y obliga además al condenado a alejarse de la víctima durante dos años, así como a indemnizarla con 2.000 euros en concepto de daños morales. A ello hay que añadir un año de libertad vigilada una vez abandone la penitenciaría.

Según consta en la sentencia, a la que tuvo acceso Ical, los hechos se remontan al pasado 6 de septiembre de 2020, tras una noche de fiesta. El condenado regresaba a su domicilio con una joven que acababa de conocer y con un amigo común de ambos. Una vez en el piso, este último se fue a comprar un kebab a un establecimiento cercano, así que los otros dos se quedaron solos.

Fue entonces cuando “libre y voluntariamente” comenzaron a besarse y tocarse. Poco después, entraron en un dormitorio y se quitaron la ropa. El fallo señala que él quedó “completamente desnudo” y ella “sin el top y con los pantalones y las bragas bajados casi hasta la rodilla”. Ya en la cama, se tumbó boca abajo y el condenado, “con el consentimiento de ella”, la penetró vaginalmente sin llegar a eyacular.

En ese momento, unos diez o 15 minutos después de haberse ido, el amigo de ambos llamó al timbre dos o tres veces y, como no le abrían, llamó al teléfono de él, quien le respondió “espera que ahora voy”.

Tras la llamada, la joven manifestó que ya no quería seguir con la relación y que quería irse. Sin embargo, el condenado no atendió a su petición, sino que interpuso su cuerpo entre ella y la salida del dormitorio y le dijo que no le podía dejar así, “sin terminar”, y que cuanto antes terminase él, antes se iría ella. De modo que, pese a que no quería, y para que la dejase ir, le masturbó hasta que finalmente eyaculó.

Tras ello, unos minutos después de haber llamado, ambos abrieron la puerta al amigo común que, al entrar, se encontró a ella ya vestida y a él completamente desnudo.

Estuvieron hablando normalmente, y ella a los diez minutos, más o menos, se fue. La sentencia recoge que no consta probada en autos ninguna lesión ni secuela física o psíquica causada a la víctima como consecuencia de los hechos antes descritos, pero sí los daños morales valorados en 2.000 euros.

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