Muchas de las citas de ‘First Dates’ no suelen dejar indiferente a nadie. En esta ocasión, Daniel, un soltero “pone-pegas” ha dejado plantada a su cita en el último momento después de que el encuentro hubiese transcurrido muy bien entre ambos. “Prefiero seguir esperando a mi tren”, admitió.
A su llegada Daniel, madrileño de 41 años, explicaba que estuvo casado, tiene un hijo adolescente y está muy a gusto solo, pero busca a alguien que le mejore la vida. Él mismo reconocía que no pedía demasiado, le daba igual una mujer rubia o morena, simplemente buscaba a alguien delgada, sonriente y que se cuide. “No he encontrado a la persona conveniente para mí, he aprendido a vivir solo, pero si viene alguien que me lo mejore, pues genial. Todos mis amigos me dicen: ‘Eres un pone-pegas, no te vale nadie’”, decía.
Su cita fue Eva, de 35 años y de Toledo. Ella se define como alguien “ambiciosa, emprendedora, imparable y muy torbellino”. En su caso, también tiene hijas, dos concretamente, por lo que busca estabilidad. A Eva le gustó que Daniel fuese alguien centrado y que también tuviese un hijo, “un chico sin hijos no te entiende”, reconocía.
Al principio todo empezó a fluir, pero a medida que avanzaba la velada Daniel comenzó a ver cosas que no le gustaban. En un determinado momento, hablando de comida, ella decía que sus desayunos consistían en “un filete, no con patatas, pero sí en bocadillo”, algo que desencajó al madrileño.
Sin embargo, las cosas terminaron de torcerse en el reservado. Allí, como parecían coincidir en sus aspiraciones, se atrevieron a jugar a las Bolas del Amor. Entonces, a Daniel le tocó que le dieran un beso con mordisco y Eva, sin pensárselo dos veces, se lanzó a dárselo, algo que no gustó nada a Daniel, que reconoció que su cita no le gustaba físicamente. Después, ya en el turno de Eva, ella cogió su bola y después de guardarla como si no le hubiera gustado lo que ponía, se lanzó nuevamente a besar a Daniel.
Tras ello, el soltero se quedó paralizado y no dudó en rechazar a Eva en su decisión final: “Sé que soy muy exigente, pero quiero seguir esperando a mi tren”.