No hay duda de que el sexo es bueno, tanto por sus beneficios físicos como emocionales. Además, la escasez de relaciones sexuales provoca una serie de ‘efectos secundarios’ perjudiciales para el organismo.
El Instituto Kinsey ha elaborado un estudio sobre el sexo y las relaciones durante la pandemia. Según reconoció el 44% de los participantes, su vida sexual se redujo durante los primeros meses de la pandemia. “La gente se masturba menos y tiene menos sexo. Parte de la razón es que la gente está más estresada y más ansiosa, y eso tiene el efecto de disminuir el deseo sexual”, ha explicado el doctor Justin Lehmiller, autor principal del estudio. En este sentido, la falta de sexo conlleva una serie de consecuencias para el organismo.
- Más estrés. Tal y como ha señalado la neurocientífica Debra W. Soh en una entrevista para ‘Men`s Health’, durante el orgasmo “se liberan endorfinas que pueden ayudar a mejorar tu estado de ánimo. Así que, si tiendes a usar el sexo como una forma de lidiar con el estrés, un periodo de sequía puede ser doblemente frustrante”.
- Se duerme peor. Está demostrado que el sueño está muy relacionado con el estrés. Así, el doctor Phil Stieg explica que hay tres hormonas fundamentales para el sueño. “La oxitocina tiene un efecto muy calmante y estar tranquilo es la mejor manera de prepararse para dormir. La prolactina crea una sensación de satisfacción y la dopamina es conocida como la hormona del bienestar”. “En resumen, cuanto tienes sexo es menos probable que estés estresado y que duermas mejor”, concluye.
- Mayor presión arterial. Según indicaba un estudio publicado en 2006 en la revista ‘Biological Psychology’, las personas que practicaban regularmente sexo tenían niveles de presión arterial más bajos. Nuevamente, en este caso el estrés también juega un papel importante.
- Más probabilidades de sufrir enfermedades del corazón. Un estudio publicado en el ‘American Journal of Cardiology’ en 2010 señalaba que los hombres que mantenían relaciones sexuales al menos dos veces a la semana reducían a la mitad su riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.
- Peor función cognitiva. En este caso, la investigación al respecto se ha hecho en ratas y no en humanos, por lo que no se puede extrapolar completamente. No obstante, los científicos de Maryland concluyeron que la actividad sexual en dichos animales suponía una mejora de la función cognitiva y el hipocampo, la región del cerebro responsable de la memoria.
- Mayor probabilidad de sufrir disfunción eréctil. La ciencia ha concluido en diferentes ocasiones que, ante la falta de sexo, el ritmo corporal se altera la siguiente vez que se practica. Así, un estudio de 2008 publicado en el ‘American Journal of Medicine’ determinó que los hombres de 50, 60 y 70 años que no practican sexo regularmente son más propensos a la disfunción eréctil.
- Mayor riesgo de padecer cáncer de próstata. Si la sequía sexual se añade a la masturbación, el surgimiento de dicha enfermedad aumenta. Varios estudios han concluido que la “alta frecuencia de eyaculación” (entre 4,6 y 7 veces por semana) se relaciona con un riesgo menor de sufrir cáncer de próstata.
- Sistema inmunológico más débil. Los psicólogos Carl Charnetski y Francis Brennan Jr. Descubrieron que una vida sexual activa está relacionada con un mejor sistema inmunológico. En este sentido, a sus pacientes que mantuviesen una o dos relaciones sexuales por semana, les pidieron muestras de saliva. En ellas observaron una mayor concentración de inmunoglobulina A, el anticuerpo que combate el resfriado común.
- Menor rendimiento laboral. “Mantener una relación sana que incluya una vida sexual saludable ayudará a los empleados a mantenerse felices y comprometidos con su trabajo, lo que beneficia a los empleados y a las organizaciones para las que trabajan”, ha señalado el profesor de la Universidad Estatal de Oregón, Keith Leavitt.