La Comisión de Fomento del Ayuntamiento celebrada este martes ha aprobado, no sin discusión y con el voto en contra de la oposición, la realización de un carril bici que conecte el Portillo de San Vicente con el Puente Romano.
Se trata de una obra complicada por el lugar y la forma en que se proyecta. El mismo comienzo es ya un punto negro: se inicia en el portillo de San Vicente ocupando una de las dos salidas peatonales al Paseo de San Vicente que quedará suprimida. En la otra salida, que ya es extremadamente estrecha, ahora se multiplicarán los atascos y dificultades para los peatones.
Para disponer de espacio para hacer el carril bici por el paseo de San Vicente, Desengaño y Paseo de San Gregorio, el proyecto de obra prevé la demolición de las medianas e isletas existentes en las calzadas, el desplazamiento de éstas y el levantamiento de la mayor parte del pavimento de las aceras y carreteras.
Y todo esto desencadena otras actuaciones: desplazamiento de paradas de autobús, renovación de la red de saneamiento y drenaje, nuevo pavimento en las aceras, traslado de las conducciones de semaforización y fibra óptica, nueva ubicación de los semáforos, alumbrado público, nuevo mobiliario urbano.
Total, un presupuesto de 1,2 millones de euros para un tramo de carril bici que no llega a un kilómetro y que además «no es la opción más aceptada por el gran desnivel de parte de su trazado», explica Carmen Díez, concejala de Podemos en el Ayuntamiento de Salamanca.
La supresión de las medianas y el levantamiento de las aceras obligará a talar 46 árboles adultos de gran porte. Díez dice que “cualquier carril bici cuya ejecución conlleve la supresión de arbolado o de espacio para el peatón, debería ser rechazado. De poco sirve que luego se planten otros porque éstos ya dejan de existir, como los de Salas Bajas. Serán sustituidos por jóvenes árboles que nada tienen que ver con la pérdida”.
Afirma que «con carácter general, las bicicletas, como medio de transporte, han de convivir con el coche en el mismo espacio. Ahora, que las velocidades están limitadas con carácter general a 30 Kms/h en la ciudad, es mucho más factible. Lo mejor, disponer de carriles bus por donde discurran bicicletas y transporte público».
Considera que la opción del carril bici es válida cuando se trata de cubrir circuitos de paseo, o en tramos especialmente peligrosos de las carreteras, «pero nunca puede ejecutarse a costa del espacio del peatón como ocurre aquí y está ocurriendo en otros lugares de la ciudad como el Puente de Felipe VI. Pero parece que el Ayuntamiento no tiene otro planteamiento. El carril bici se proyecta sin que se proponga quitar ninguno de los carriles de circulación de vehículos. Y sin tocar ninguna de las plazas de aparcamiento. Lo que sí se hace es meter a presión el carril bici en la zona peatonal, aunque ello conlleve un alto gasto, como es el caso, o el corte de un número considerable de arbolado de la ciudad consolidado», concluye.