«Las larvas ya estarían en los fideos» de la sopa del hospital de León

La investigación sobre la aparición de las larvas concluye que es un “hecho único y puntual”
El Hospital Universitario de León (Ical)

La investigación realizada por los Servicios de Control Oficial por la aparición de gusanos en una sopa servida en el hospital de León concluyen que las larvas fueron detectadas en un único plato de sopa servido en este turno de comida y que, ni el resto del servicio, ni en las muestras-testigo y en la materia prima se encontraron más ejemplares asociados, lo que hace pensar que se trata de un “hecho único y puntual”.

Ical.- Las larvas analizadas corresponden a un escarabajo vinculado a alimentos relacionados con la harina, por lo que “su origen estaría asociado a los fideos con los que se elaboró la sopa”.

Del examen del almacén, los productos almacenados y la vigilancia con trampas de feromonas instaladas, la investigación sentencia que “no parece que haya una plaga de estos coleópteros en el establecimiento, por lo que cabe la posibilidad de que la contaminación de los fideos se produjera en etapas anteriores”. Asimismo, remarca que estas larvas de insecto, por lo general, “no están asociadas a peligros para la salud pública”.

La Junta, a través de su Servicio Territorial de Sanidad, instó a los responsables de la empresa implicada al refuerzo de las medidas de vigilancia de plagas y medias preventivas necesarias para evitar recurrencia de episodios similares y, asimismo, se llevarán a cabo las comunicaciones oportunas a proveedores y fabricantes de la materia prima.

Los Servicios de Control Oficial de la Junta en León concluyeron así las actuaciones desarrolladas con motivo de la aparición de larvas de insectos en un plato de sopa servido días atrás en la cafetería de personal del Complejo Asistencial Universitario leonés.

Estas intervenciones por parte de los funcionarios correspondientes del Servicio Territorial de Sanidad en León consistieron inicialmente en la inspección pormenorizada del establecimiento, durante la cual se verificaron sus condiciones generales de higiene en instalaciones y en prácticas de fabricación y manipulación de los alimentos, así como la auditoría del sistema de autocontrol de la propia organización responsable, sin que en estos controles detectaran “hallazgo o deficiencia importante”.

Asimismo, se recabó otro tipo de información necesaria para la investigación puesta en marcha (número de comidas servidas, materias primas utilizadas, origen de las mismas,…) y la empresa responsable manifestó que sólo hubo un plato en el que se localizaron tres larvas y que una vez colada la sopa restante no se halló ningún ejemplar más.

Los Servicios de Control Oficial adscritos a la Delegación Territorial leonesa, cumpliendo con la normativa vigente, también procedieron a la recogida y precintado de muestras-testigo del preparado alimenticio implicado, de la materia prima utilizada (fideos), de una de las larvas halladas en la comida y de otros alimentos usados en la elaboración del plato, todo ello inspeccionado en el Laboratorio de Salud Pública de León para buscar otros ejemplares del insecto, descartándose la presencia de otras larvas o adultos.

Tras su análisis en el Laboratorio de Entomología Médica del Centro Nacional de Microbiología, dependiente del Instituto de Salud ‘Carlos III’, la larva remitida fue caracterizada como Tribolium sp., un coleóptero de la familia de Tenebrionidae, “escarabajo bastante común en alimentos de origen vegetal envasados. Generalmente se alimentan de cereales, harinas, pastas alimenticias, galletas, etc. Estos insectos no son patógenos para el ser humano, ni están involucrados en la transmisión de ninguna enfermedad”.

Una vez definida su etiología como perteneciente al género Tribolium, la actuación inspectora de la Junta en este caso se amplió con una nueva inspección para determinar el origen de la larva y establecer medidas preventivas y correctoras, centradas en el almacén donde la empresa deposita las materias secas no perecederas, en donde se comprueba el buen estado de las instalaciones; la adecuada rotación de los alimentos; el tiempo que media entre la llegada de las pastas/harinas hasta su utilización (que no sobrepasa las tres semanas); y la apertura y búsqueda en algunas bolsas de larvas asimilables a las que protagonizan el incidente, con resultado negativo.

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