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«Le dije al dueño del bar que no quería tomar nada con Emilio»

Más de un año después del crimen de Garrido, Belén, una de las víctimas del tiroteo, no recuerda con detalle lo ocurrido
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Los restos de las manchas de sangre en el asfalto.

El juicio por el crimen de Garrido continuó este miércoles en la Audiencia Provincial de Salamanca con la declaración de Mª Belén R.H., víctima y testigo del tiroteo. Sin embargo, la que resultara gravemente herida tras el ataque, ha reconocido que no se acuerda de muchas de las cosas: “Lo tengo dentro, pero no me sale por la boca”. También ha confesado que «lo que más me duele es no poder estar con mi hijo».

El tiroteo acaecido en la calle Isaac Peral del barrio de Garrido el 28 de agosto de 2021 se saldó con un hombre de 52 años muerto y una mujer, Mª Belén, de 53 gravemente herida, pero que finalmente ha logrado sobrevivir. Este miércoles, la afectada ha prestado declaración en la Audiencia Provincial, con un biombo en la sala para que no pudieran verse las caras entre ella y el agresor, Emilio D.Y., que testificó este martes.

Durante su testimonio, tanto como parte afectada como testigo de lo sucedido, Mª Belén ha lamentado no recordar muchas de las cosas que sucedieron el día del crimen. “Sólo me acuerdo que estaba con Chema (el asesinado) y Natalia (una amiga de ambos)”, ha explicado. “También me acuerdo de que no quería tomar nada, le dije al dueño del bar que no quería tomar nada con una persona”, ha relatado, en referencia a la propuesta que les había hecho Emilio D.Y.

No obstante, la víctima ha indicado que “no me suena”, ni ha “conocido nunca” al acusado. Si bien es cierto, ha aclarado que la persona que quería tomar algo con ellos “era alto, era largo” (en consonancia con el perfil del acusado). Pese a ello, a partir de ese momento ha confesado no acordarse de nada más, “ni de los disparos, ni nada”. Sobre los recuerdos de aquel día ha lamentado que “lo tengo todo dentro (de la mente), pero no me sale nada por la boca”.

Las secuelas

A pesar de haber sobrevivido a los disparos recibidos, Mª Belén arrastra graves secuelas desde entonces. Tal y como ha expuesto ella misma, aún tiene “una bala en la cabeza” que no le han podido quitar, porque no saben “lo que podría pasarme”. Además, le falta un dedo, ha perdido fuerza en las manos, “no hablo bien”, “me falta el hueso de la mandíbula”, etc. ha lamentado, matizando que aún está pendiente de una operación “por lo de la mandíbula”.

Todo ello le ha supuesto a la afectada un grado de discapacidad del 78%, necesita “constantemente” una tercera persona que esté con ella y se encuentra a la espera de que “recibir la incapacidad”. En este sentido, todas las secuelas han impedido a Mª Belén, que anteriormente trabajaba limpiando viviendas, continuar con su trabajo.

Sin embargo, “lo que más me duele es no poder estar con mi hijo”, ha lamentado. “Tiene 32 años, pero es como un niño”, ha señalado, en referencia a la discapacidad que padece el joven. Por este motivo, hasta el momento del incidente el chico vivía con su madre, que era quien le cuidaba. Pese a ello, ahora Mª Belén ha tenido que irse a vivir con sus padres “porque ya no puedo vivir sola. Y ya no puedo cuidar a mi hijo”.

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