Piensa en una playa.
Aguas de ida y vuelta, turquesas con blancas crestas que acunan tu respiración mientras a través de tus párpados reconoces la posición desde dónde el sol te salpica. Una regular línea de arena que memoriza relajadamente tu cuerpo. Libre. A tu espalda, verde y roca para encuadrar la foto que protagonizas ese puñado de increíbles veces, muy de vez en cuando. No tantas como quisieras. No tantas como mereces.
Piensa en una mina.
Olvida la luz. Olvida el calor. Olvida la libertad. Olvida la tranquilidad. Olvida el bronce. La mina es oscura, húmeda, fría. Angustiosa, estresante, opresiva. Nada se adaptará a tu cuerpo, todo lo contrario. Alrededor piedra, más fuerte que tus brazos. A solas con tu esfuerzo, tu tesón y tu lucha. Conseguirás si consigues. Pedazos que tendrás que extraer y guardar, sacar por tus medios a la superficie. A la mina le dará igual que no puedas más, que necesites respirar. No te da nada. Te permite arrancárselo. Carbón en lugar de bronce. Tozuda mina. Lo tienes todo dentro. Nos obligas más de lo que queremos. Más de lo que merecemos.
Sería muy tonto preguntarte dónde prefieres estar. Sería tonto decir que un lugar gusta y el otro importa. Que uno es piel y el otro entraña. Que uno seduce y el otro exige. Que uno apetece. Que en el otro se crece.
No es tan tonto decir que me apunto a la mina. Que te acompaño en la playa, pero ahí no me necesitas, estarás bien, no te hace falta ninguna compañía. En la playa, ya sabes. La luz y el calor. La libertad, la tranquilidad. En la playa es sencillo tenerlo todo. Ni el sol puede esconderse si tú lo quieres. Las olas para ti, sin descanso, en sintonía infinita. Dejarte llevar sin moverte. El cielo, ilimitado. Hasta el horizonte que alcance tu vista.
Te acompaño en la playa, pero me lanzo a la mina. Donde la ayuda es precisa. Donde una voz ilumina más que mil bombillas, donde un aliento templa y multiplica. Donde dos nuevas manos no solo suman, posibilitan. Donde espalda contra espalda es posible ablandar la piedra, domar el estrés, la opresión, la angustia, la ira. Donde la foto, se lleva por dentro. Donde preparar la celebración de la salida.
Es imposible que quien solo acude a la playa entienda el valor de un pico. Que quien solo se acerca en tu verano sea más que un abanico.
A la playa con quien te acompañe en la mina.