Hace menos de dos años se reurbanizó la placita de la calle Velázquez en su confluencia con la de Toledo. Se plantaron unas jardineras con bambú que desde el principio estaban secas, se instaló un pilón-fuente que más parecía sucia charca.
A los árboles los dejaron embutidos entre adoquines de cemento, «eliminando cualquier cosa que recordara a un alcorque ¿quién odiará tanto a los árboles?», se pregunta el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.
«Y ahora vemos esta farola moderna, eficiente y nueva, pero destripada. Con los cables ¿peligrosamente? colgando. Definitivamente, se han estrellado con esta placita», concluye.