“El único modo de estar seguro de coger un tren es perder el anterior.”
Gilbert Keith Chesterton
Salamanca parece haberse resignado a perder el tren, perder el tren en sentido literal y, como consecuencia, perder el tren del desarrollo. Para Salamanca el futuro viaja en tren. Escribe Gilbert Keith Chesterton que “el único modo de estar seguro de coger un tren es perder el anterior”. Salamanca ha perdido muchos trenes, todos los trenes anteriores y, sin embargo, no está segura, en absoluto, de poder coger el siguiente, ni el de después del siguiente, ni el otro, ni muchos otros que podrían pasar por la estación y no pasan.
El tren sirve para vertebrar el territorio, es el trasporte del futuro, pero también es el motor del desarrollo actual. Salamanca ha perdido trenes que son fundamentales, y no me refiero solo a la cuarta frecuencia del Alvia que es, posiblemente, la recuperación más reivindicada por ser también la más prioritaria para la ciudad, sino a otros muchos trenes que se han ido quedando por el camino y que permitían una comunicación con Lisboa o Paris, con Bilbao o Barcelona y mucho antes con Sevilla o Gijón.
Cuando se observa el trazado de la red de alta velocidad se comprueba que Salamanca es de las pocas provincias de Castilla y León que queda fuera del mapa, junto a Ávila y Soria. Por el contrario, Segovia, Zamora, Valladolid, León, Palencia y Burgos si lo están. Somos territorio “tangencial” al AVE que nos roza al norte por Zamora y al sur por Plasencia. El actual, y los precedentes gobiernos de España, no han considerado en absoluto integrar a Salamanca en la red ferroviaria esencial a pesar de estar situada en el eje transversal europeo que une Lisboa con París. Se pretende que ese eje pase también por Madrid, todo tiene que pasar por Madrid, esa hipérbole de ciudad, ese agujero negro que absorbe y se nutre de la savia de la España vaciada y de provincias como Salamanca.
España tiene una estructura de trasporte radial: todo comienza o pasa por Madrid. Como anteriormente sucedió con las autopistas sucede ahora con el tren. Los corredores Mediterráneo y del oeste español han sido los grandes olvidados. El corredor Mediterráneo está consiguiendo abrirse paso gracias a la presión de empresarios y políticos de la Comunidad Valenciana y de Murcia. No sucede lo mismo con el corredor del oeste que ya nadie reivindica. Es la Raya, tierra de nadie, España vaciada.
Nuestras esperanzas miran al oeste peninsular. Portugal acepta la conexión de Lisboa con Madrid a través de Badajoz, tal y como propone el gobierno español, aunque no era su primera opción, pero plantea también otra conexión de Lisboa y Oporto con Madrid a través de Salamanca, que permita además recuperar la conexión de ambas ciudades portuguesas con París. El gobierno español opone resistencia a esta segunda opción. Posiblemente, a medio plazo, únicamente la insistencia del gobierno portugués hará posible que Salamanca disponga de una línea electrificada válida para el AVE y para el trasporte de mercancías.
Salamanca necesita insistir en su reivindicación del ferrocarril. Las instituciones salmantinas ya lo hicieron el pasado mes de abril, pero se necesita una mayor presión sobre el gobierno, una presión sostenida en el tiempo y que correspondería realizar a la ciudadanía; sin embargo, y a pesar de algunas personas o grupos aislados, no existe conciencia ciudadana y por tanto no existe un movimiento social de reivindicación del tren.
Esta reivindicación del ferrocarril es vital para el futuro de Salamanca y debería asumirse por los salmantinos. Es una cuestión demasiado importante para dejarla en manos de los políticos locales que andan enredados siguiendo las indicaciones de Valladolid o de Madrid. No obstante, y con poca fe, invito a todos los partidos políticos de Salamanca a firmar un manifiesto conjunto, sin protagonismos, reivindicando las mejoras ferroviarias que necesita Salamanca. Invito al PSOE de Salamanca a hacer valer el peso de su voto, aunque sea uno solo, en el Congreso de los Diputados. Nos va el futuro en recuperar el tren. Sin tren no hay paraíso.
1 comentario en «Perder el tren»
Lo del AVE, a los ecologistas no nos parece aceptable. Tiene los mismos defectos de todas las grandes infraestructuras (enormemente caro, fragmentación del territorio) y ninguna ventaja para los núcleos pequeños y medianos. La velocidad media del AVE es muy alta porque las paradas son mínimas, por eso no sirve para vertebrar el territorio. Reivindicamos trenes convenconales de los de última generación con velocidades medias entre 140 km/h y 160 km/h y velocidades punta de 220. Eso nos situaría a una hora y pocos minutos de Madrid, a 42 minutos de Valladolid y a menos de media hora de Zamora ¿no está mal, verdad?