Los tatuajes se han ido popularizando a medida que avanzaban los años, pero el tiempo también puede convertirse en su principal enemigo, y aparecen los deseos de eliminarlos por distintos motivos. Entonces, los arrepentidos inician un proceso largo y costoso. Los opositores a la Policía Nacional y la Guardia Civil llenan las clínicas especializadas en el borrado de .
La eliminación de tatuajes ha experimentado un importante auge entre la oferta de tratamientos ofrecidos por las clínicas de estética de Salamanca. La doctora Rosa Bonal, de Medicina Estética Rosa Bonal, achaca este incremento a que “ahora los tatuajes se los hace todo el mundo. A partir de los 16 o 17 años ya se hacen tatuajes”. Por ello, hay más cantidad de personas susceptibles de querer quitárselos con el paso del tiempo.
Para el proceso de eliminación “se emplea un láser llamado Q/Switched, que destruye la tinta. Es decir, rompe la unión entre la tinta para que las células del propio organismo la vayan eliminando posteriormente”, indica.
Bonal explica que “la mejor época para realizar estos tratamientos es el inverno”. De esta manera, recalca que “los láseres en verano, durante los meses de sol, no se pueden aplicar porque no se aconseja que el sol incida en el tatuaje, ya que puede provocar manchas”.
En cuanto a la dificultad, la doctora reconoce que “aunque la técnica es la misma, cada tatuaje es completamente distinto y hay que valorar muchos factores”. Entre ellos, destaca “el tipo de piel, la antigüedad del tatuaje, la capa en la que esté, el color de la tinta, la mezcla de la tinta, etc.”. “Por ello hay que valorarlo todo y personalizar el tratamiento de cada paciente”.
Hay dos factores que hacen “muy difícil” la eliminación de un tatuaje, o incluso que “no pueda quitarse”. En primer lugar, “cuando hay pigmentos blancos, porque el láser necesita un fondo o una diana oscura para actuar. Y las mezclas con blanco, amarillo, rosa claro… son muy difíciles de quitar”. También se complica la retirada “cuando el tatuaje está muy profundo y no está a nivel de piel, sino más bien en las capas de la grasa”.
El número de sesiones que requiere el borrado también “depende de muchos factores, como el tamaño del tatuaje o la intensidad de energía que se pueda aplicar en relación a cómo responda cada piel”. “No es lo mismo un tatuaje pequeñito que uno grande, o uno encerrado frente a otro de cuatro líneas”, ejemplifica.
Por ello, “hay algunos que se eliminan con menos sesiones, mientras que otros requieren más”. No obstante, “la media oscila entre seis y diez”, precisa.
El borrado es sensiblemente más caro que hacerse un tatuaje. Los precios varían “dependiendo de cada caso y las circunstancias de cada paciente”, señala la doctora Bonal.
Comparando las tarifas de diversas clínicas, el coste medio por cada sesión puede oscilar entre los 50 y 100€ (en áreas máximas de 100cm), cuando te puedes tatuar hacer desde los 60 euros, así que las cuentas están claras.
Los arrepentidos
Los motivos que llevan a estas personas a quitarse un tatuaje pueden deberse a diversos factores, desde una ruptura amorosa y un tatuaje que hacía referencia a la relación, hasta motivaciones laborales o estéticas. “No hay ningún perfil concreto” ya que “se los quita todo tipo de personas”, agrega Bonal.
La doctora destaca varios casos por encima del resto. Uno de ellos lo conforman “los que se lo acaban de hacer y no les gusta cómo les ha quedado”. Otro, “los que se cansan. Porque con el tiempo la piel va cambiando y los tatuajes también cambian, se van difuminando… con lo cual a la gente no le gusta y se los quita al cabo de los años”. Finalmente, el último ‘grupo’ más común es el de aquellos que “por oposiciones” a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado “se los quitan cuando están en zonas visibles”.
