…pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe
Mario Benedetti
Los partidos políticos privilegian en sus programas, y los gobiernos en sus medidas, a los territorios más poblados debido a que eligen un mayor número de diputados que pueden determinar, en mayor medida que los territorios despoblados, las mayorías parlamentarias y, por tanto, el gobierno. Sin embargo, en algunos casos, los territorios pequeños encuentran la forma de hacer valer sus intereses.
Existen territorios que históricamente, a través de partidos propios, han hecho valer el peso de sus votos en el Congreso de los Diputados, como Euskadi o Cataluña, por ser necesarios sus votos, ideologías aparte, para forjar alianzas de gobierno de uno u otro signo y, por este método, condicionan las leyes y los presupuestos generales para obtener beneficios e incluso privilegios para los territorios que representan. Lo han hecho con el PP y el PSOE, aunque los primeros ahora se rasguen las vestiduras pensando que los ciudadanos tenemos memoria frágil.
Otros territorios despoblados, con pocos diputados, hartos de ser ignorados por los partidos mayoritarios, han logrado articular formas políticas para que sus votos sean tenidos en cuenta, se trata de formaciones como Teruel Existe o Soria ya, cuyos votos en las Cortes de sus comunidades autónomas o en el Congreso de los Diputados pueden condicionar el acceso de los partidos mayoritarios a los respectivos gobiernos.
Recientemente se ha creado un partido-federación que agrupa a todas estas formaciones y que va a arañar un buen número de votos y, quizás de diputados.
Mientras tanto otras provincias más despobladas, con un número reducido de diputados, son ninguneadas por cualquiera de los dos partidos mayoritarios, PP o PSOE, ya que se consideran que aportan poco a la suma estatal y, por tanto, tienen poco peso a la hora de conformar gobiernos. Si a ello se suma la obediencia ciega y estricta a las ejecutivas y grupos parlamentarios de sus partidos por parte de los candidatos o representantes de esas provincias, el resultado no puede ser más desalentador para los intereses de los ciudadanos que dicen representar y el voto resulta igualmente inútil para dichos territorios.
En el actual sistema de mayorías absolutas débiles, en los que un diputado más o menos puede determinar ganar o perder el gobierno, los diputados de los partidos mayoritarios de provincias con poca representación parlamentaria, Salamanca, por ejemplo, deberían hacer valer su escaño ante las ejecutivas y los grupos parlamentarios de sus propios partidos.
No es lo mismo que en Salamanca haya dos diputados del PP y uno del PSOE a que haya dos de cada uno de ellos, ese diputado tradicionalmente en disputa puede determinar o impedir la mayoría parlamentaria que de acceso al gobierno de España. Por eso, candidatos y representantes de los partidos mayoritarios, de provincias como Salamanca, deberían forzar la inclusión de proyectos concretos específicos para sus provincias en el programa electoral, en el plan de gobierno de una legislatura y en los presupuestos anuales, en este caso, para Salamanca. Si no cambian su forma de proceder pueden sentir ya el aliento en el cogote de las nuevas formaciones territoriales ya que parece que la abstención les preocupa poco. El listado de reivindicaciones en Salamanca es muy amplio. Conforme se acerquen las elecciones de 2023 las iremos recordando a diestra y siniestra, reivindicaciones y a quien compete satisfacerlas.
Parafraseando a Mario Benedetti y, con su permiso, cambiando el punto cardinal al que se refería en su poema, pero manteniendo la esencia de su mensaje, tenemos que decir bien alto que el Oeste, la Raya, también existe.
Produce vergüenza ajena el espectáculo de ver al gobierno del PP de Castilla y León y al PSOE de Castilla y León echándose la culpa mutuamente de que ninguna de las agencias estatales se haya adjudicado a esta comunidad, en vez de haber colaborado entre sí para presentar un proyecto sólido y conseguir alguna de las agencias para Castilla y León. ¿Por qué no pueden los diputados del PP y el PSOE por esta provincia presentar proposiciones o enmiendas conjuntas previamente pactadas entre ellos en beneficio de los intereses de Salamanca en las Cortes de Castilla y León o en el Congreso de los Diputados?
PD: La autocrítica es esencial, también en política. No es un problema de visión, ni siquiera de visibilidad. Otra forma de ejercer la política es o debería ser posible para que no crezca la desafección.
1 comentario en «El peso de un voto»
El Sr Serrada que dice haberse dirigido a RENFE para recuperar el cuarto Alvia sin que le hagan caso, debe dirigirse más arriba, al Ministerio de Transportes que depende del gobierno del PSOE. Allí es donde hay que exxigir. Si no lo hace no tiene ninguna credibilidad.