Las pruebas de alcoholemia son tan necesarias para la seguridad vial como temidas por algunos. Muchos de esos conductores que cogen el coche habiendo bebido, ante dichos controles, llevan a cabo trucos para no dar positivo o, al menos, reducir la tasa de alcoholemia. Sin embargo, la efectividad de los mismos no está del todo clara.
La Dirección General de Tráfico (DGT) se muestra clara ante los mitos sobre las pruebas de alcoholemia y los trucos que prometen no dar positivo. “Si bebes, no conduzcas”, es el mejor método para no dar positivo en alcoholemia.
Pese a ello, algunos conductores bebidos recurren a trucos como chupar granos de café, mascar hierba, caramelos o cicles, hacer ejercicio o beber agua con el propósito de reducir la cifra que marca que alcoholímetro.
A pesar de ello, la efectividad de estas prácticas es mínima, por no decir nula, ya que dichas sustancias solamente absorben pequeñas cantidades de alcohol en la boca, pero los controles miden el aire espirado. Además, no existen bases científicas que prueben esa supuesta efectividad de los trucos. Tampoco de los medicamentos que se comercializan para el mismo fin, y que además pueden incrementar los efectos del alcohol.
Por último, aunque el ejercicio físico logra que la sangre circule más rápidamente por el cuerpo, acelerando la sudoración y, por ende, la eliminación del alcohol, este proceso es muy lento. De esta manera, es prácticamente inapreciable y aunque el ejercicio sea muy extremo no se notará en la tasa de alcoholemia.
Actualmente, la tasa máxima de alcohol permitida para los conductores generales es de 0,5gr/l en las pruebas de sangre o de 0,25mg/l en las de aire espirado. Por otro lado, los conductores profesionales y nóveles no podrán superar los 0,3gr/l o 0,15mg/l respectivamente.
