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Opinión

El Dios de Caín

Abel Ferreras, conocido artísticamente como Caín. Fotografía. Pablo de la Peña.

Acaba de hacerse público por los cauces adecuados y, por tanto, ya puedo escribir sin aprovecharme, para la primicia, de la situación privilegiada que confiere el formar parte del asunto. El título de la columna quizás sea un poco atrevido, pero es que lo imagino así, al grafitero Caín interpretando la muerte de Dios, a su manera, en el cartel que anunciará la Pasión en Salamanca de 2023.

La apuesta no puede ser más rupturista, como tantas otras veces que la Tertulia Cofrade Pasión ha demostrado ser la vanguardia en todo aquello relacionado con la actividad cultural vinculada a la Semana Santa. El hecho de encargar cada año a un artista salmantino que, sin salirse de su estilo, represente y anuncie la celebración popular de la Semana Santa ha dado lugar a una extraordinaria relación de obras que ya va mereciendo un estudio en condiciones.

La obra que Caín pintó en la Gran Vía.

Los nombres más reconocidos, desde Alén a Eusebio San Blanco, primero y último de la serie, están casi todos. Por aquí pasaron, entre otros, Salud Parada, Fernando Mayoral, Miguel A. Gasco, Cid Tapia, Jean Calude, Jerónimo Prieto, Cuñado, Coyto y Aída Rubio. Por su resonancia destacaron Ángel Luis Iglesias, que rompió esquemas al autorretratarse como Cristo coronado de espinas; Manuel G. Blázquez al meter la procesión en un bodegón; Muñoz Bernardo al omitir –solo en apariencia– la Semana Santa en un cartel anunciador de la misma; Paloma Pájaro, que lo revolucionó todo por su atrevimiento a pintar una mujer de la vida –con un fondo estridente– anunciando la Pascua; David Rodrigo por no renunciar a la abstracción que lo caracteriza y Florencio Maíllo que, poderoso como siempre, dejó una Piedad tan contorsionada como su espíritu en aquel momento.

La obra que Caín pintó en la avenida de los Cipreses.

Con Abel Ferreras, conocido artísticamente como Caín, llega al cartel algo novedoso por estos lares. Un artista urbano asume el reto de anunciar con su pintura la Pasión salmantina. No podemos decir que es el primero de su especialidad en hacerlo, pues Manolo Cuervo ya dejó hace cuatro años un extraordinario cartel en Sevilla, para la Macarena, utilizando la técnica del dripping, a medio camino entre el pop y el arte urbano. En claro paralelismo a Caín, el grafitero «Pol», artista urbano y tatuador, realizó el cartel de 2021 en Jerez, aunque por la pandemia no tuvo la difusión que merecía. En Castilla y León, que sepamos, la única intervención destacada de un artista urbano en el ámbito cofrade fue la de Manuel García Juan en León, que llenó todo un muro con sus grafitis para homenajear a los papones de su ciudad.

Al final, no es fácil innovar en un mundo tan conservador como este que nos ocupa, a veces hasta cerrado, del arte vinculado a las cofradías. Y no es por culpa de los artistas, que ellos siempre demuestran que están dispuestos cuando se les da la oportunidad, sino de quienes encargan, que les cuesta horrores salir de aquello a lo que están acostumbrados. Por eso se entienden el impacto y expectación que ha causado la noticia de que Caín Ferreras, el artista urbano del que casi nadie sabe su nombre pero todos conocen alguno de sus murales en Salamanca, vaya a anunciar con su cartel la Pasión de Cristo en la Salamanca de 2023.

 

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