Opinión

Cuento de Navidad

Un niño Jesús sobre dinero. Imagen de congerdesign en Pixabay

Navidad.
Ni aquí ni ahora. Vana promesa.
De otro calor y nuevo descubrimiento
Se deshace bajo la hora que anochece.
¿Brillan las luces en el cielo? Siempre brillaron.
De esa vieja ilusión desengañémonos:
Es día de Navidad. No pasa nada.
José Saramago.

Existen diferencias notables en la forma de referirse a la Navidad entre los villancicos y los cuentos navideños. Los villancicos son una forma musical y poética que procede de la poesía lírica, espiritual, que cultivaron autores como San Juan de la Cruz o Santa Teresa, también Lope de Vega, y se hicieron populares en el siglo XVII dando lugar a canciones populares con melodías sencillas y letras festivas referidas al nacimiento de Jesús. Son propios de la lírica popular castellana. Los cuentos navideños son un subgénero literario más tardío, surgido la segunda mitad del siglo XIX y su temática es más triste, más apegada a la realidad social de un tiempo oscuro y salvaje como la revolución industrial.

¿Qué cuentos de Navidad escribirían hoy Charles Dickens o Hans Christian Andersen? La mayoría de los cuentos clásicos de Navidad son tristes; a mí, de niño, siempre me impresionaron dos cuentos de Dickens: Las campanas, una defensa de los pobres frente a la injusticia social y política, publicada en 1884, y el más clásico de todos: Cuento de Navidad, publicado un año antes, donde su protagonista Scrooge, un viejo avaro que bien podría representar a los poderosos de nuestro tiempo, a quien cerca del final de su vida malvada y tacaña, cambia el espíritu navideño. Esta realidad social había sido denunciada previamente por Dickens en 1850 en su novela Tiempos Difíciles.

Pero realmente el cuento de Navidad que más me impactó es La vendedora de fósforos de Andersen, un cuento triste, donde su protagonista muere de frío en Nochebuena, recostada entre las puertas de dos casas opulentas con mantel, finas porcelanas y pavo en la mesa. Inevitablemente me evoca las personas que siguen muriendo de frío en Nochebuena en Ucrania, pero no solo en Ucrania y no solo en Nochebuena, también me evoca cuantas personas mueren de frío y hambre cualquier día del año en los campos de refugiados sirios o palestinos, tan cerca de Belén ese lugar en el que situamos la epifanía y, sin irnos tan lejos, a la puerta de nuestras casas, en la opulenta y venida a menos Europa, ¿cuántos sin techo pasan frio y hambre en navidades y el resto del invierno?

Muchos autores españoles, desde el Siglo de Oro hasta nuestras fechas han escrito poesías de Navidad:  Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío o Gloria Fuertes. ¿Qué poesías escribirían si vivieran en el siglo XXI? ¿Seguirían escribiendo poemas sencillos y espirituales que cantan la Navidad o quizás serían más críticos con la forma y el sentido de la celebración? José Saramago finaliza su poema de Navidad:De esa vieja ilusión desengañémonos: Es día de Navidad. No pasa nada.

Por eso, estos días echo de menos los fantasmas que visitan en Nochebuena al avaro Scrooge y consiguen su conversión, aunque solo sea un cuento de Navidad que Dickens quiso que tuviera un final feliz. Todos necesitamos mantener la esperanza, más aún en tiempos difíciles, aunque sea formulando deseos que sabemos que no se van a cumplir como que en Navidad el mundo es mejor.

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