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Opinión

Los ochocientos nacimientos de Cristo

El belén barroco de las franciscas descalzas del Rollo.

Apenas se habla de ello, pero en 2023 celebramos el octavo centenario de la primera representación del nacimiento de Cristo. Fue en Greccio, la pequeña villa del Lacio que linda con la Umbría. Allí Francesco, el Poverello de Asís, se atrevió a escenificar la fragilidad del Dios humanado recién nacido, pobre y sin hogar. Pocos años atrás había comenzado la revolución espiritual del franciscanismo, que presentaba a Dios como un ser cercano que, con la encarnación, entraba de lleno en la Historia. Y en la nochebuena de 1223, la idea teológica se pudo por fin visualizar y aprehender.

El contexto cultural en el que se funda la orden de los frailes menores es el del románico, ya en su fase final. Dios era considerado entonces un ser terrible y lejano que impartía justicia de manera implacable. Y así se le representaba, incluso de niño sobre la madre-trono. Los tiempos comenzaban a cambiar y Francesco acelera los procesos. La ternura y el humanismo que progresivamente se abren camino con el transcurrir de los siglos góticos tienen mucho que ver con este acontecimiento de 1223.

Por ello los franciscanos siempre han difundido el nacimiento. Sin embargo, las representaciones monumentales del belén, tal como las conocemos hoy, consolidan durante la época barroca, en un reino de Nápoles entonces vinculado a la monarquía hispánica. Allí confluyeron con intensidad las disposiciones tridentinas favorables a la utilización de la imagen, el celo evangelizador de las nuevas órdenes religiosas y el afán coleccionista de la aristocracia cortesana. Los escolapios, por ejemplo, dieron al nacimiento una ambientación teatral, espejos y luminarias incluidos. Hasta tal punto cuajó la idea, que los encargos de figurillas a los escultores napolitanos se multiplicaron. Salzillo, hijo de italiano, dejó en España el más célebre de todos estos belenes.

El belén barroco de las franciscas descalzas del Rollo.

En Salamanca contamos con uno de los belenes napolitanos más valiosos de España. Es el de las Agustinas de Monterrey, un nacimiento muy conocido al haber sido expuesto, fuera del convento, en numerosas ocasiones. Pero no es el único ejecutado en esta línea artística que hay en la ciudad, puesto que las franciscas descalzas del Rollo cuentan con otro belén barroco que estos días, como preámbulo del aniversario, se muestra con una escenografía novedosa, más acorde con la tradición belenista. Las figuras de este nacimiento no poseen la suntuosidad del de las agustinas recoletas, pero conserva todo el encanto de los belenes conventuales barrocos, con figuras heterogéneas, de distinta mano y tamaño. Algunas sabemos que fueron confeccionadas por sor Beatriz de la Concepción, una religiosa de la primera mitad del siglo XVII que pasó a la posteridad, según nos dice Mercedes Marcos, por sus escritos sobre las visiones místicas que experimentó.

En nuestra diócesis hay más belenes conventuales. La etnógrafa Rosa Lorenzo, que en 2007 ya escribió sobre ello en el catálogo de la exposición dedicada al belén napolitano, los tiene inventariados y estudiados y anda con ganas de hacer algo grande al respecto, aunque quedan por tocar las teclas importantes. Estamos celebrando los ochocientos del nacimiento y quizás sea el momento de que las instituciones apoyen las iniciativas de quienes saben de esto.

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