La Posada, uno de los restaurantes históricos y referente en Salamanca, ha cerrado sus puertas después de más de sesenta años dando de comer a propios y extraños. Ahora el local se alquila, pero cuestiones como la situación económica dificultan que volvamos a ver abierto uno de los míticos locales del centro salmantino.
Fundado en 1961 por el industrial salmantino Jesús Silguero, La Posada ha echado el cierre definitivamente. Este local, que antes de ser restaurante fue una sala de fiestas, se convirtió en uno de los referentes de la ciudad del Tormes. Sin embargo, tras el asesinato de Silguero en 1979 cambió de propiedad.
En ese momento, un grupo de empleados del fundador decidieron hacerse cargo del establecimiento montando una cooperativa.
Ahora, poco más de un año después de celebrar su sesenta aniversario, los actuales regentes de La Posada han decidido poner fin a su andadura.
Según han explicado a La Crónica de Salamanca fuentes próximas a la propiedad del local, los actuales regentes “habrán aducido motivos económicos” para el cierre. “Yo soy familia de los fundadores del negocio, pero no tengo nada que ver con los inquilinos que llevaban el negocio últimamente. El proceso está inmerso en un concurso de acreedores y todavía no se nos ha comunicado a los afectados prácticamente nada”, comentan.
En los últimos tiempos La Posada contaba con “unos quince o dieciséis trabajadores, entre socios de la cooperativa y empleados”.
Este restaurante “fue de los más importantes que había en Salamanca”. Entre sus especialidades siempre estuvieron “los asados y el marisco”. Además, “en su momento fue una referencia en carnes”. Todo ello ha llevado a que acudieran a La Posada “numerosas personalidades” a lo largo de sus más de seis décadas de historia.
Una vez cerrado el establecimiento, el local “se alquila para lo que se pueda. Porque tal y como están las cosas y, sobre todo, el centro, es bastante complicado todo”, indica el propietario. En este sentido, reconoce la dificultad de volver a verlo abierto como restaurante ya que “están las cosas bastante mal, tanto a nivel económico como laboral y de normativa”.
Respecto a la posibilidad de que otro tipo de negocio se instale en el local, también se muestra precavido. “Cualquiera que recorra las calles que hay entre las calles Toro y Zamora verá que el 80% de los locales están ahora mismo vacíos. No queda nadie”.
“Es muy difícil que, según están las cosas, alguien quiera hacerse autónomo y meterse en un negocio. Además, en el centro, en todo lo que es peatonal los negocios están prácticamente todos cerrados. Aparte, la situación económica actual tampoco permite vislumbrar un futuro claro”, concluye.
1 comentario en «Cierra un restaurante histórico de Salamanca»
Allí celebré mi boda, muy pequeña y solo para íntimos. Nos trataron y comimos fenomenal. Siempre lo llevaré en el recuerdo.