El shabú, también conocido como cristal o ice, es una de las drogas que más preocupación están generando en Barcelona, tanto por el aumento en su consumo, como por sus efectos perjudiciales, ya que es 15 veces más potente que la cocaína.
El barrio del Raval de Barcelona lleva años conviviendo a diario con el problema de las drogas. En los llamados ‘narcopisos’, así como en los puntos de venta en plena calle, una de las sustancias que más protagonismo ha adquirido en los últimos tiempos es una metanfetamina que los filipinos denominan shabú (también conocida como cristal o ice).
Ya en 2011 la Policía Nacional alertó sobre esta sustancia, aunque su consumo era minoritario y generalmente entre la comunidad filipina. No obstante, en 2019 las propias entidades filipinas en la ciudad condal fueron las encargadas de trasladar la alarma a las autoridades, debido a los estragos que el shabú estaba causando entre dicho colectivo.
Según explican esas entidades, los principales efectos de esta droga son la hiperactividad, la falta de sueño y de apetito, así como cierta euforia. Dicha sustancia se suele fumar, provocando que los consumidores permanezcan despiertos durante varios días, ya que incrementa la energía y provoca una sensación de bienestar. En este sentido, denuncian que el consumo de shabú permite a muchas de las personas soportar las extenuantes jornadas de trabajo.
Sin embargo, una vez finalizado el efecto de la droga, se produce un severo agotamiento. Asimismo, su consumo puede derivar en problemas cardiovasculares y psicóticos, cuadros de ansiedad y depresión, entre otros.
La psiquiatra y experta en adiciones del Hospital del Mar de Barcelona, Francina Fonseca, ha explicado a TVE que “cada vez vemos más cuadros de psicosis, con delirios y con alucinaciones auditivas”. También alerta que “aunque abandonen el consumo (los síntomas) persisten. Es como si el cerebro quedara lesionado a largo plazo”.