Opinión

Consejos en la chistera

He tenido poco tiempo para muchas cosas y nada para mi cita contigo, que me escuchas por escrito, disculpa. Sí he podido, muy poquito, ojear y escuchar cosas, letras, saberes… Te cuento una que me ha llamado mucho la atención. Una reflexión en blanco y negro de Bertrand Russell.

En una entrevista, le pedían consejo para las generaciones del futuro. El ofreció dos y muy bien, porque los consejos sabios siempre van precedidos de una petición, nunca de oferta, ya que serán interpretados, siempre, como críticas.

El primero, hacia una perspectiva intelectual. Estudies lo que estudies, a través de cualquier filosofía, quédate con los hechos ciertos y la verdad que éstos revelan. No te permitas desviaciones por lo que quieras creer o por el beneficio que te aportaría que fuera cierta esa certeza querida, que no cierta. Observa única e indudablemente los hechos.

El segundo, hacia el plano moral. El amor es sabio. El odio es tonto. En un mundo cada vez más interconectado, hay que aceptar que se escucharán cosas que no gustan o con las que no estamos de acuerdo. Es la diferencia entre vivir juntos o morir juntos.

Me encantó.

Las cosas tienden a conectarse de una manera que va mucho más allá de nuestro conocimiento consciente, de cualquiera que sea nuestra estrategia. Muy por encima de nuestro creer, de nuestro saber o para ser más concisos, de lo que creemos saber.

¿Sabes? Llevas toda una vida viviendo en un engaño que no soy capaz de desentrañar. Tenía muy claro que siempre amanecerá mientras existan el sol y la tierra, que los días duran 24 horas y que todos los meses tienen 28, 30 o 31 días excepto un díscolo que cada 48, se presenta con 29.

Sabía desde escolar que era por las 6 horas que le faltan a la Tierra por vuelta. Seis por cuatro, son 29 de febrero. Pero eso sería muy sencillo, y nada, excepto que el amor es sabio y el odio es tonto, es fácil en la vida. No son 6 horas las que se añaden al año, sino 5 horas, 45 minutos y 46 segundos. Así, el 29 de febrero nunca deberían durar 24 horas, sino poco más de 23.

¿Sabes qué significa eso? Que todos los calendarios y todos los relojes del mundo te mienten y te regalan aproximadamente una hora cada cuatro años.

Que si no aceptas dicho regalo, comenzarás cada 1 de enero en un lugar distinto al anterior. Que siempre te comes las uvas a destiempo. Que nunca estás exactamente dónde y cómo crees que estás. Que las estaciones se prestan minutos entre sí cada año y a nosotros nos pilla discutiendo sobre que las flores y los frutos no son puntuales. ¿Puntualidad?

¿Cómo van a serlo si les da igual lo que lleves en la muñeca o la cifra que marque el cartelón que cuelga de la pared de la cocina?

Hechos ciertos. Verdades que estos revelan. Sabio amor.

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