El pelador es uno de los instrumentos que no suelen faltar en las cocinas y que hacen la vida mucho más fácil. Sin embargo, además de para pelar frutas y verduras, pueden tener otros usos no tan conocidos.
Los peladores permiten avanzar mucho más rápido a la hora de cocinar ya que gracias a ellos, quitar la piel de numerosos productos es más sencillo que con un cuchillo. También permiten a muchos pelar los alimentos sin llevarse con la piel toda la carne de los mismos, como puede pasar con el cuchillo.
A pesar de que este sea su principal uso, también puede cumplir otras funciones no tan conocidas. Entre otras, sirve para laminar, por ejemplo, la mantequilla recién sacada del frigorífico y que es difícil de aplicar en la tostada.
En este mismo sentido, el queso es otro de los alimentos que pueden laminarse con un pelador, obteniendo los pedacitos para echar en la ensalada. Por otro lado, también puede utilizarse con el chocolate para conseguir las virutas que se echan a un yogur, un bol de frutas o un bizcocho.
Finalmente, con las verduras ya peladas también se puede emplear, en este caso para obtener láminas finas de las mismas. Uno de los ejemplos pueden ser los tallarines de calabacín, muy fáciles de hacer sacando las láminas con el pelador.
