Tablillas repletas de lazos de colores, es una tradición que en Salamanca se puede ver a finales de enero, en fechas próximas a la celebración del Santo que protege las gargantas.
Los vendedores de gargantillas ya han desplegado su catálogo en el centro de Salamanca, concretamente ante la iglesia de san Juan de Sahagún, en la Plaza Mayor y por las tardes también en San Marcos.
Los vendedores son los habituales desde hace décadas, y en la actualidad un matrimonio y un cuñado son los que ofrecen a los viandantes al precio de un euro.
Una de las leyendas de las gargantillas aludía que si se las ponían a los niños pequeños les protegerían de ahogarse si se caían a alguna poza, y la más extendida es que protege las gargantas en la parte cruda del invierno.
La gargantilla estará colocada en el cuello del fiel hasta el Miércoles de Ceniza, cuando se debe quemar.