Hace poco más de diez años se actualizó la famosa ley antitabaco en la que se refrescan las prohibiciones para fumar en ciertos espacios, algo que nadie se hubiera imaginado hace unos 100 años, en la época dorada del tabaco.
A inicios del siglo pasado era todo lo contrario. De hecho, el estado fomentaba el tabaquismo. Con la explosión de la Primera Guerra Mundial, el tabaco (en forma de cigarrillo o para pipas) fue casi el acompañante más fiel del soldado, e incluso podríamos decir que era uno de los elementos más decisivos en el mantenimiento de la moral de las tropas.
Ración de trincheras
Los soldados se olvidaban de la incomodidad de las trincheras y del peligro de las balas; esa picadura envuelta en un fino papel blanco o amarillento les ofrecía un consuelo en la distancia, como una palmada en la espalda en los momentos más traumáticos de sus vidas, y les regalaba la última calada de paradójica calma en las más angustiosas de las muertes.
En el año 1917 las Fuerzas Armadas Americanas diseñaron la “Reserve Ration”, una ración militar que incluía tocino o carne, pan duro o galletas, un paquete de café y azúcar, y por supuesto, también había una ración de tabaco de 11 gramos y 10 papeles de liar, que más tarde se sustituyeron por cigarrillos de marca liados a máquina (con la consecuente guerra comercial entre las manufactureras del tan preciado producto).
Cigarrillos para heridos de la Guerra Civil
En esos años, el cáncer de pulmón era el menor de los problemas, el daño del humo y los efectos nocivos de la nicotina eran totalmente ignorados. Era tal el caso que perdura en la actualidad material fotográfico de antaño, en el que personal sanitario, enfermeros y voluntarios repartían tabaco entre los heridos de guerras, en hospitales y tiendas de campaña.
Sin ir muy lejos, unas dos décadas más tarde de la Gran Guerra, en la Guerra Civil Española el cigarrillo además de ser parte de las raciones de los soldados, también se distribuía de forma gratuita a los enfermos de los hospitales y a los heridos en los campos de batalla.
Aunque no fue posible conseguir alguna fotografía, así se hace constar en un par de documentos exhibidos en el Museo de la Guerra Civil Española aquí mismo en Salamanca. En ellos se solicitaba una parva de cigarrillos para repartir de forma gratuita entre los convalecientes del combate.
¿Un derecho civil?
En el año 1949, cuando se firmó El Convenio de Ginebra para la Protección de los Civiles en Tiempo de Guerra, en al menos 3 de sus artículos se hace referencia al acceso al tabaco como parte de un derecho civil equivalente al de los alimentos y el refugio. Por ejemplo, dice el artículo 98:
“Todos los internados percibirán con regularidad subsidios para poder adquirir productos alimenticios y objetos tales como tabaco, artículos de aseo, etc. Estos subsidios podrán ser créditos o vales de compra”.
Unos 100 años después, ya conscientes de todos los problemas de la nicotina, el humo y todos los compuestos del tabaco, no es solo una práctica mal vista socialmente, sino también perseguida legalmente, casi extinta en ambientes cerrados, y próxima a eliminarse en sitios abiertos.
Por. Nasib Halabi Naim
Médico Cirujano de la Universidad de Oriente (Venezuela)