Las mascarillas se mantienen en los autobuses de Salamanca

Muchos salmantinos continúan llevándola pese a la eliminación de su obligatoriedad
Uno de los autobuses urbanos de Salamanca con varias personas con mascarilla

La obligación de llevar la mascarilla en el transporte público ha dejado de tener vigencia este miércoles. Esto es, los usuarios de autobuses, taxis, trenes o aviones, entre otros, ya no tendrán que ponérsela al entrar al vehículo. Sin embargo, los salmantinos no han terminado de dejarla atrás, y aún son muchos los que afirman, la seguirán llevando. 

Como dirían en el ámbito taurino, división de opiniones. Esta es la realidad sobre la mascarilla en el transporte público de Salamanca. Tanto usuarios como profesionales se dividen entre los que la seguirán llevando, y los que no, pasando por aquellos que condicionarán su uso a la afluencia de pasajeros.

Por un lado, están los que coinciden en que “ya era hora” o “mucho han tardado” en quitar la mascarilla obligatoria del transporte. Entre otros motivos, los usuarios señalan que “ya se ha normalizado la situación sanitaria” o “no íbamos a estar toda la vida con la mascarilla puesta”. A pesar de ello, otros se muestran más precavidos y la habrían “mantenido al menos este invierno”.

“Yo no me voy a quitar la mascarilla. Desde que empezó la pandemia la he llevado siempre, porque soy una persona de riesgo”, relata Miguel mientras espera la llegada del autobús en una de las paradas de Salamanca. Además, en cuanto a la retirada de la obligatoriedad, le parece “bien” que se deje “a criterio del usuario”. Si bien, reconoce que “es conveniente para los mayores o las personas de riesgo. Pero luego que cada uno la lleve o no según vea”.

Por su parte, Belén también continuará con ella puesta cuando utilice el transporte público. “Considero que sigue siendo necesaria”, reconoce. No obstante, indica que “de cara a la población en general, que cada cual haga lo que le parezca mejor”.

Varios usuarios con la mascarilla puesta en el autobús

En el otro lado, María asegura que ya no la usará más en los autobuses, pero “hasta ahora la he llevado siempre, especialmente por la gente mayor”. Esta joven se muestra “de acuerdo con que se haya eliminado la obligatoriedad, porque pienso que un autobús puede ser lo mismo que un bar”. En este sentido, explica que “son los mismos abuelillos los que están sin mascarilla en el bar y luego en el bus se la ponen. Es un poco un sinsentido”.

Julia, aunque “hasta ahora sí llevaba puesta la mascarilla en el autobús” tampoco la va a llevar. Así, considera que “está bien que la hayan quitado ahora”, y aunque precisa no conocer “mucho las estadísticas actuales del Covid, si lo han recomendado así y han visto que es conveniente, pues adelante”.

Entre los dos ‘extremos’, también están los que condicionarán el uso de la mascarilla dependiendo de la afluencia de usuarios. “Depende de la gente que haya me la pondré o no. Si hay poco jaleo seguramente no pero, si hay mucho, sí que me la pondré”, señala Cristina, diciendo que “esta mañana a las 7:30 casi todos la llevábamos puesta”.

Los profesionales

Quizá los grandes afectados de la retirada de la mascarilla en el transporte público son los profesionales, quienes pasan “muchas horas diarias” ahí, tal y como indica uno de los conductores. Asimismo, considera que “ya era hora de quitarla, al igual que en el resto de sitios”.

No obstante, otros como Daniel explica que “en las horas punta me la sigo poniendo, y cuando tengamos más afluencia la seguiré llevando”. Este conductor confiesa que “habría mantenido la mascarilla por lo menos todo el mes de febrero” y añade que, pese a la eliminación de la obligatoriedad “los usuarios siguen llevando bastante la mascarilla”. Además, “anteriormente casi todos la llevaban puesta”.

“Con todo lo que hemos pasado ya… no creo que esto vaya a suponer mucho riesgo”, apunta Daniel sobre el peligro que podría para ellos esta medida. Pese a ello, reconoce que “estamos aquí ocho horas diarias”. “Y, al fin y al cabo, mi línea no pasa por hospitales. Si pasara me hubiera pensado más el mantener la mascarilla todo el rato puesta”, concluye.

Una parada de autobuses, con varias personas que llevan mascarilla

Finalmente, los taxis son otros de los afectados por la nueva normativa. Si bien es verdad, en los últimos meses “el 50% de los clientes no la llevaban puesta”, indica Boris, taxista salmantino. “Yo la llevaba puesta porque era obligatorio, pero si los pasajeros no se la ponían, problema suyo. Es como si no se ponen el cinturón, los taxistas no podemos poner una pistola para que se lo abrochen”, ironiza Roberto, también profesional del taxi en la capital.

Este último defiende que “no debería mantenerse”, porque “es absurdo”. “Si me dices que, en sitios cerrados se conserva la mascarilla, entonces sí. Pero si en el taxi la tenías que llevar y luego en la discoteca no, es un sinsentido. Lo que han hecho hoy, tenían que haberlo hecho hace meses. Desde que quitaron la mascarilla en interiores”.

Por último, sobre si la continuarán llevando en horas de servicio, Roberto contesta con un “no” rotundo. “La he dejado en casa para cuando tenga que ir al médico”, apunta entre risas. Por su parte, Boris “de momento sí” la llevará. “Porque hasta ahora he evitado resfriados, catarros y de todo con la mascarilla. Así que por lo menos en invierno la intentaré llevar”, concluye.

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