Un buen uso del coche es esencial a la hora de evitar averías. En este sentido, muchos conductores cometen un error común buscando la eficiencia y un menor consumo de combustible. No obstante, puede acabar estropeando el motor, además de no lograr esa deseada eficiencia en el consumo.
Este error consiste en circular a revoluciones demasiado bajas. Si bien es cierto que para ahorrar combustible y no forzar el motor se recomienda circular con marchas largas. Pero también hay que recordar que abusar de ello puede acabar generando problemas y averías.
Para evitar caer en este error, se debe conocer el régimen de revoluciones en que el coche está más cómodo. Así, los motores diésel tienen su zona de confort entre las 1.500 y 3.000 rpm, mientras que en los de gasolina está entre las 2.000 y 3.500 rpm. En estos valores, los coches entregan su par máximo, respondiendo con solvencia al pisar el acelerador.
En caso de conducir a unas revoluciones demasiado bajas, se le estará exigiendo demasiado al motor. De esta manera, su respuesta será más lenta y el consumo será más elevado. Además, esto puede generar un mayor desgaste de algunas piezas, provocando averías.
Finalmente, cabe mencionar que a bajas revoluciones los motores vibran más, lo que significa un menor confort acústico. Además, este tipo de conducción afecta negativamente a sistemas anticontaminación, como el filtro antipartículas, haciendo que se obstruyan al no funcionar a una temperatura óptima.