Santa Teresa, Asprodes y la Fundación Rodríguez Fabrés homenajeados por El Mariquelo

El Mariquelo tras una de sus ascensiones a la torre de la Catedral Nueva, algo que ha hecho veintiocho años.

Cientos de personas vieron como el popular tamborilero cantó y tocó jotas, recitó poesías y soltó palomas desde lo alto de la Catedral

 

[dropcap]H[/dropcap]ace 259 años, el terremoto de Lisboa -1755- causó la muerte de casi 100.000 personas, fue un 1 de noviembre, y tuvo como particularidad su larga duración y sus múltiples réplicas, que se sintieron y sufrieron en Salamanca, recordar la curvatura de la torre de la iglesia de San Juan de Sahagún, torcida hasta hace un año.

Este seísmo, conmocionó a los salmantinos de aquella época, que vieron como las campanas de los templos comenzaron a sonar sin ton ni son. Asustados, se refugiaron en la recién construida Catedral Nueva, finalizada en 1733. El templo aguantó las sacudidas de la tierra y, salvo leves desperfectos, no hubo daños de consideración. En conmemoración de aquel día, el Cabildo catedralicio de Salamanca estableció que todos los días 31 de octubre subiera alguien a la torre para tocar las campanas, para dar gracias a Dios y pedir que el terrible suceso no se repitiera. 255 años después y en su vigésimo octava ocasión, Ángel Rufino, El Mariquelo, vuelve a recordar aquel hecho y a cumplir con la tradición.

En olor de multitudes y subido en ‘la bailaora’, El Mariquelo subió, tocó una jota con la gaita y el tamboril, profirió varias ¡Vivas a Salamanca! y soltó una veintena de palomas en señal de paz.

Este año, como es habitual en él, dedicó la ascensión a la parte más alta de la Catedral Nueva a una organización benéfica. En este caso, la subida fue para Asprodes, por su cincuenta aniversario, el V centenario de Santa Teresa y a la Fundación Rodríguez Fabrés.

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