Durante las últimas décadas se ha producido una feminización de la medicina que ha venido a sumarse a la previamente existente en otras áreas de las ciencias de la salud como enfermería o farmacia, pero no es hasta que ha tenido lugar en medicina cuando se ha comenzado a hablar de feminización en ciencias de la salud.
El proceso comienza en la formación universitaria donde 7 de cada 10 alumnos matriculados en carreras de ciencias de la salud son mujeres y se mantiene al finalizar las carreras donde el 71,2% de los egresados son mujeres. El porcentaje de mujeres que consiguen plaza en el MIR se mantiene en valores similares a los observados durante la carrera (70%), y en las plantillas de los hospitales y de la atención primaria en España ya son mujeres el 63% y en Castilla y León el 57%.
No sucede así con los puestos de responsabilidad en hospitales, centros de salud y en las propias facultades de medicina, donde existe una clara brecha de género y las mujeres están infrarrepresentadas. El acceso generalizado de las mujeres a la profesión médica no se ha traducido en una incorporación proporcional a los puestos de liderazgo que correspondería por edad y experiencia señala Pilar Garrido, presidenta de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME): “da igual el ámbito que miremos, ya sea el asistencial, el de investigación o el de las sociedades científicas, el porcentaje femenino es muy bajo. También en los comités científicos o en las universidades”.
Los datos del estudio Mujeres en Medicina en España (WOMEDS) presentado el pasado 4 de febrero así lo indican: sólo el 23% de los presidentes de las sociedades científicas miembros de FACME, el 26% de los directores de departamento en las facultades de medicina y el 27% de los decanos de medicina son mujeres. Entre las figuras estables de profesorado (funcionario o laboral) el porcentaje de mujeres es claramente inferior, especialmente en los puestos más elevados de la carrera (10% de mujeres catedráticas con plaza vinculada asistencial y 28% de catedráticas en total).
En el campo de la investigación sucede lo mismo: en 2021, el 50% de los miembros de los grupos de investigación integrados en el CIBER en España eran mujeres y sólo el 26% jefes de grupo. De los 32 institutos de investigación sanitaria (IIS) acreditados sólo tres de los directores científicos médicos son mujeres, el 13,6%.
Las causas de esta brecha de género son multifactoriales, conscientes e inconscientes, entre las que destacan factores culturales muy arraigados en la sociedad, estereotipos provenientes de un tiempo pasado y una menor visibilidad de las mujeres que han logrado romper el techo, factores que por otra parte no reproducen únicamente los varones sino también en ocasiones las propias mujeres. Aún queda mucho por hacer al respecto.
Por otra parte, esta perspectiva androcentrista está también presente en la investigación biomédica y en el tratamiento de numerosas enfermedades, lo que condiciona un factor de desigualdad frente a la enfermedad que perjudica también a las mujeres. Pero ese es otro tema que abordaré la próxima semana en esta misma columna después de escuchar a la profesora María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante, una charla que impartirá el próximo día 22 a las 16.30 horas en el aula 4 de la Facultad de Medicina de la USAL. Su título: Sesgos e innovaciones de género en la atención sanitaria e investigación.