Opinión

Arenas movedizas

Una pala en una playa. Imagen. Pixabay.
Una pala en una playa. Imagen. Pixabay.

Les juro que esta sociedad cada vez me espanta más. A veces es imposible dar crédito o poner nombre a lo que uno siente por dentro, cuando la sangre hierve y la impotencia se viste de frustración y rabia.

No existen emociones buenas ni malas, eso me ha quedado muy claro a lo largo de los años, pero sí un sabor amargo que te arranca las bilis cuando aparecen algunas de ellas.

Salta a las noticias, lo que en principio es un presunto intento de suicidio y un presunto suicidio consumado por parte de dos hermanas gemelas de doce años. Se habla de sendas cartas escritas y de presunto acoso escolar, aunque la negativa de que esto existiera ya ha aparecido por quien lo tendría que verificar y, si se confirma, haber evitado como tantas veces.

No creo que nadie salte al vacío o lo intente sin un motivo. No creo que nadie quiera morir a ninguna edad y menos a edades en la que se empieza a vivir. Solamente desean dejar de sufrir, que no duela ya, que el peso que llevan deje de serlo y sin embargo seguimos con una sanidad mental mediocre, por no decir lo que realmente pienso y no suena muy ético, con falta de recursos y con listas de espera interminables, que da por sentado que una pastilla evita un gesto autolítico, mientras las salas de espera se llenan de personas con el alma rota y la sonrisa perdida.

Silencio ante el acoso escolar, silencio ante la salud mental, silencio ante niños, niñas y adolescentes que callan el ruido que acudir a centros educativos les provoca.

Cero explicaciones, cero trasparencia y mucho que decir ante todo ello por quienes lo viven, lo sufren y lo ven a diario, pero admitir y dimitir no está en quienes tienen una potestad y una vida humana en sus manos. El desprestigio y la mentira se vuelven un icono en ciertos lugares ante familias a quienes el acoso escolar ha golpeado duramente, pero todo vale para que no salpique a instituciones con nombre y con una carrera de la que se hace alarde para verificar una reputación.

El balón en el tejado de otros. Buscarse la vida se convierte a todos los efectos en el deporte nacional, también en esto y aquí aparecemos los que con nuestro esfuerzo, tiempo y ganas hacemos lo que la administración en muchos casos no hace, pero tengan en cuenta que no dejaremos de hacerlo, aunque a veces los que si cobran de esas administraciones o pretender hacerlo nos echen tierra encima o busquen el descredito en nosotros, tratando de manchar o de crear una desconfianza que se les puede volver encima, porque el tiempo acaba poniendo a todos en su sitio y nadie es imprescindible, ni siquiera quien se cree el dueño del cortijo.

Arenas movedizas las que mueve el acoso escolar una vez más y consecuencias fatales que si se confirma, se podría haber evitado, como tantos casos y tantas veces ya cuando hay intención y si quiere se puede.

Quitar la máscara, ahora que los carnavales llegan a su fin, es obligación de toda una sociedad que no solo se la pone en estas fechas, sino que convive con ella puesta, entre disfraces y caretas el resto del año, sin pensar que ángeles y demonios se dan la mano mientras las brujas y hechiceros celebran su aquelarre con la venia de parte de una ciudadanía que mientras no les toque a ellos, ni están, ni se les espera.

Asociación Salmantina Contra el Bullying y el Ciberbullying

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