Villar de Gallimazo celebró la tradicional matanza popular en la plaza del pueblo. Un encuentro que acogía a todos los públicos, desde los más pequeños, hasta los más grandes.
Por. Lucía Almaraz
La matanza traer recuerdos de antaño a los más mayores y para los demás, una fiesta. Lorena García, de 22 años explicaba que este tipo de actividades logra que venga la gente y se reúnan los amigos. «Me parece estupendo y sobre todo que se mantengan tradiciones como estas”, explicó García.
La celebración se inició con la labor del despiece y una degustación de hígados y huevo frito con chichas, amenizado por el grupo Dulzaina Alborada, para finalizar una comida de patatas con carne en el hogar de los jubilados del pueblo. “Es un punto de reunión personal, nada de redes, y lo que menos se ve es nada desagradable. No hay ni malos olores, ni se ve morir al animal… Aunque suene ‘mal’ el término matanza, realmente tiene más de positivo que de negativo”, apuntaba Julián Monforte, de 51 años.
Todos los villarejos coincidían en que: “Me parece muy bien este tipo de celebraciones, son celebraciones que no se deben de perder, yo vivo en Madrid y tenía muchas ganas de venir, se vive con ilusión, son cosas que me gusta ver y comer la carne que se hace…”, contaba Corina López, de 57 años.
La Asociación Acopedis, donde promueven la igualdad de oportunidades y mejora de la calidad de vida de las personas dependientes o con discapacidad en el entorno rural, también participaron en el encuentro.
Por último, una trabajadora del Ayuntamiento de Villar de Gallimazo hizo balance de la matanza: «Todo ha salido muy bien y ha participado bastante gente”.
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