El uso indiscriminado y sin control médico del omeprazol ha puesto en alerta a los expertos, que han alertado sobre este hecho y los riesgos que puede generar en el organismo. Pese a que “no es un protector de estómago”, muchos pacientes lo consideran y consumen como tal, convirtiéndolo en uno de los medicamentos más populares en España.
El omeprazol se ha convertido en uno de los fármacos más vendidos y consumidos en España, según datos de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (Fefe). Sin embargo, cuando se toma sin la prescripción médica puede conllevar importantes riesgos para la salud.
Alicia Lázaro, de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (Sefh) se muestra tajante: “No es un protector de estómago”. “En la población general, el hecho de llamarlo así genera una utilización indiscriminada del medicamento, pasando a utilizarse si se va a comer o beber más de la cuenta o si me duele un poco el estómago”, explica a El Mundo. Estas situaciones, aclara, “nada tienen que ver con su indicación”.
Por su parte, Noelia Fontanillas, médico de familia y miembro de la Semergen insiste en que, “que se le denomine protector de estómago ha hecho que se banalice su consumo entre la población”. Además, lamenta que “el omeprazol ha pasado a formar parte de nuestros efectos personales”.
Este medicamento pertenece a la clase conocida como inhibidores de la bomba de protones y se emplea para tratar la acidez estomacal en adultos. Esto se debe a que reduce la secreción de ácido gástrico e incrementan la barrera de defensa de la mucosa gástrica. Pese a ello, este fármaco no debe tomarse a la ligera.
Riesgos
Este tipo de medicamentos deben tomarse siempre bajo prescripción médica, ya que pueden generar una serie de efectos adversos. Entre ellos, puede provocar deficiencias de algunos micronutrientes, como la vitamina B12, lo que puede afectar especialmente a “pacientes que toman omeprazol de forma continuada”, señala Fontanillas.
El consumo prolongado de esta medicina también puede derivar en hipomagnesemia, que “se manifiesta como fatiga, tetania, delirio, convulsiones, arritmia ventricular, mareos…” y es “especialmente preocupante en pacientes que además toman otros medicamentos como dignoxina o diuréticos”, aclara Lázaro.
Además, la experta señala “el riesgo de fractura de cadera, muñeca y columna vertebral, especialmente en pacientes de edad avanzada y con riesgo añadido de fracturas”. Así como un nuevo riesgo añadido por la Aemps a la lista, la nefritis tubulointersticial, aunque se trata de un efecto adverso raro.