Los reclutadores de los procesos de selección laboral detestan algunos comportamientos y respuestas por parte de los aspirantes en las entrevistas de trabajo. A continuación, cinco de las actitudes que se deben evitar en estas situaciones.
En primer lugar, debe prestarse atención a la primera llamada telefónica, mostrando buena actitud y predisposición, así como respondiendo a todas las preguntas que se planteen de forma extensa. Además, hay que poner facilidades para acordar un encuentro presencial.
Por otro lado, hay que tener un mínimo conocimiento sobre la empresa en que se aspira a trabajar. Así, cuando un entrevistado no sabe qué responder a la pregunta ‘¿Qué conoces de la empresa?’, causa muy mala impresión y muestra la falta de interés por parte del trabajador.
Cuando se trata de hablar de uno mismo no se debe caer en los tópicos, especialmente ante la pregunta sobre las carencias o debilidades. En este sentido, hay que hablar con naturalidad, reconociendo dichos puntos débiles, pero enfocándolo hacia lo positivo, por ejemplo, citando la forma de resolver esos problemas.
Tampoco hay que hablar mal de empresas, jefes o compañeros anteriores, ya que da una imagen bastante mala del aspirante, aunque lleve la razón. Esta actitud es bastante común en las entrevistas de trabajo, pero genera desconfianza en la nueva empresa.
Finalmente, es imprescindible evitar poner en el currículum cualidades o conocimientos que no se puedan demostrar.
En muchas entrevistas se realizan pruebas para comprobar el nivel en ciertas competencias, como pueden ser idiomas, programas informáticos, etc. Mentir en este aspecto puede suponer que, además de perder esa oportunidad de trabajo, se pierdan futuras vacantes en la empresa a las que sí se podría optar.